De relaciones y otros muertos

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Sí, lo acepto, he estancado las cosas en la muerte de la señora Fernanda.

En mi defensa puedo decir que lo creo necesario.

Espero que les agrade n.n bye~~
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El funeral de Fernanda era... aunque no quisiera reconocerlo, la mejor manera de reconciliarse con su hija. Quizá la única manera.

Al llegar su hija, la recibió con un abrazo, que intentaba ser cálido, pero era más bien gélido a pesar del calor en el ambiente con un clima desértico y un calor seco.

En cuanto se libró de mis brazos, se tiró a llorar sobre el ataud. A lo que doña Eulalia, la más grande de todas las hermanas, comenzaba a gritarle muchas cosas terribles - ¡Eres una perra egoísta! ¿Cómo pudiste hacerle eso? ¡Tu madre tenía cáncer! Tu lo sabías y ¿Qué es lo que haces? ¡La abandonaste y no llamaste ni una sola vez! - Estaba hecha una furia y estaba a punto de golpearla con su bastón - ¡Cálmese Eulalia! Esto no le gustaría a su hermana y lo sabe- dije tratando de domar a la bestia, mientras las demás hermanas la sostenían por los brazos.

Entonces el incómodo silencio inundó la sala.

Nadie sabía que decir y yo, estaba demasiado débil como para poder decir algo.

Mi hija mientras tanto, parecía absorta en su pequeño mundo...

Sabía que debía arreglar las cosas si no quería que ella se fuera tantos años de nuevo. No quería estar solo tantos años. Jalé a mi hija y le pedí que me explicara todas aquellas cosas que no le creí. Le pedí disculpas de miles de formas y ella al final accedió a hablar de esto conmigo.

Empezó explicando algunos de los problemas que tuvo con su hermano - Empezó a acosarme. Tenía yo que hacer miles de cosas para evitarlo y él cada vez se acercaba más a mi, cada vez tocaba lugares más inapropiados y cada vez me miraba de forma enferma. Cuando ustedes estaban, todo eso lo desaparecía. Parecía inocente, agradable, encantador... - tragó saliva y las lágrimas comenzaron a brotar por sus ojos - Después de eso fué cuando hablé con mi madre. Ella habló contigo y no me hicieron caso... Decidieron ignorarme. No existía para ustedes. Yo que nunca les había mentido, y menos con algo tan grande, no podía creer, que pusieran a mi hermano sobre mi palabra. Así que, después de otras tantas semanas de acoso, decidí largarme e improvisar una nueva vida, en un lugar más seguro que este, en una mejor ciudad, en un ambiente lleno de vida, como es la capital del país... - un gran silencio nació entre nosotros. Miles de lágrimas cubrían mi cara...

Entonces ella hizo algo que yo no esperaba. Bruscamente tomó algunos cuadros de papel higiénico y me limpió la cara - Agua pasada, tierra quemada. Ya no hay nada que hacerle padre... - dijo muentras me sentía perdonado, redimido, distinto.

Me sentía pleno, por primera vez en bastante tiempo... Mi niña había vuelto a mis brazos, convertida en una fuerte mujer. Después de eso, las preguntas surgieron ¿De qué nos habíamos perdido todos estos años?

Mariposa-EDITANDO-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora