El labio inferior de Jimin tenía tres llagas que se ocasionó al morderse y arrancarse la piel agrietada.
Se relamió un par de veces para retirar las gotitas de sangre que se filtraron mientras retorcía el tallo de una flor entre su índice y pulgar, observando fijamente el color apagado de los pétalos casi marchitos.
Estaba sentado en los escalones del pórtico afuera de su vivienda, pensando en cómo su vida escolar se había arruinado de un día para otro por sus imprudencias y gracias a un aporte negativo que Baekyun se encargó de realizar con el propósito de afectarlo.
Ya ni siquiera podía sentir rabia en su contra, después de haberle arruinado la pintura se liberó de una carga horripilante, su ser descansó y solo anhelaba que Jin o Taehyung grabaran el escándalo que iba a armar cuando se diera cuenta de que su preciosa obra había pasado a mejor vida.
No quería perderse el semejante espectáculo, aunque no pudiera estar ahí para verlo sería igual de satisfactorio porque se lo merecía.
Y por otro lado, el contarle a sus progenitores sobre la baja definitiva no fue sencillo.
Trató de ser meticuloso al darles la mala noticia, fue complicado porque su madre lo bombardeó con preguntas desde que vio las cajas apiladas con sus cosas en el vestíbulo principal. Ella lo supo en cuanto interpretó el gesto decaído en su rostro, sus ojos enrojecidos eran un signo evidente y solo necesitó de un abrazo para desplomarse en llanto, explicándole entre sollozos que no volvería a pisar la universidad de artes visuales.
Lo consoló hasta donde pudo, pero al escuchar la razón por la cual fue expulsado, el apoyo moral cesó y las reprimendas llegaron como la nieve en invierno, frías e intensas.
Empeoró cuando su padre bajó de la planta alta al oír el desastre, porque sin preguntar lo regañó por irresponsable y necio, basándose en lo último que alcanzó a rescatar del diálogo.
No existían argumentos a su favor, tenían una justificación válida para sermonearlo, hasta él mismo aceptaba haberse comportado como un adolescente sin cerebro.
Ahora, el disgusto lo aplastaba y rezaba a cualquier deidad que sus padres no fuesen intransigentes con Jungkook.
Porque sí, lo estaba esperando ya que ambos exigían hablar con él.
Todo eso no pintaba nada bien, los nervios lo estaban acabando y ya se había irritado la nariz por sonarse con recurrencia, el flujo nasal no paraba de caer, parecía que estuviese enfermo de una gripe espantosa.
Al escuchar el chirrido de la puerta metálica de entrada, levantó el rostro hinchado y sus latidos perdieron el ritmo regular al ver que Jungkook iba entrando, con una cara de espanto similar a la suya.
Ambos hicieron el amago de sonreír pero ninguno concretó la mueca, solo torcieron los labios y Jimin se levantó, botando al suelo la flor con la que jugaba a la vez que su alfa recorría el camino de acceso hasta los escalones.
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The pretty artist 🎨 ୧ ⋅ Kookmin
Romance𝐊𝐎𝐎𝐊𝐌𝐈𝐍 𝐎𝐌𝐄𝐆𝐀𝐕𝐄𝐑𝐒𝐄 ᎒ Jimin tenía un pequeño (gran) crush con Jungkook desde los quince años. la realidad, era que el Omega se convertía en un manojo de nervios cuando estaba frente al alfa, dejando de ser aquel extrovertido y parlan...