🎨᎒ Capitulo 12

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La falta de oxígeno iba a matarlos

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La falta de oxígeno iba a matarlos.

Estaban hundidos en el frenesí de un acto malditamente esperado por ambos, resguardados por la sombra de la noche y derritiéndose ante la incandescencia corporal que se desató sin piedad.

Los labios del omega eran suaves, se ajustaban perfectamente a los del alfa y se movían a un compás lento, tomándose el tiempo necesario para explorar cada milímetro de sus bocas, sin barreras y con las pulsaciones aumentando crónicamente a cada segundo que transcurría.

Jungkook acorraló a Jimin en contra del muro de ladrillo, clavándole sus yemas de los dedos en los huesos de la cadera y se deleitó con los jadeos intermitentes que pudo arrebatarle.

Lo sintió tiritar entre sus brazos, percibió como le apretó los bíceps con ahínco y finalmente lo desmoronó al morderle los labios, vencido por la enloquecedora circunstancia.

Tuvieron que separarse forzadamente, rompiendo la fervorosa unión y recuperaron un poco del aliento que perdieron en el fuego de aquel beso que les nubló la mente.

Se miraron con una chispa de ambición voraz.

-¿Sabes cuántas veces me imaginé esto? -La voz del tatuado se tornó opaca-. No tienes ni la más mínima idea...

Jimin tembló de pies a cabeza, su lobo se descontroló.

No dio crédito a lo escuchado y mucho menos logró concebir el desastroso estado en el que se encontraba.

Su cuerpo tuvo una reacción que se salió de lo conocido por su propio organismo y la vergüenza lo domó, haciendo que apretara los muslos. Intentó no ser tan obvio e imploró que la nimia humedad en su ropa interior no se filtrara también por sus pantalones.

Que horror.

Sus mejillas parecían dos tomates, los cabellos de su frente estaban enredados y su aroma se acentuó, creando una bruma dulzona y fresca que podría poner de rodillas a cualquier alfa que tuviese el placer de olisquear.

Sin embargo, el único que tenía el poder de embriagarse con la deliciosa esencia, era Jungkook.

Y en efecto, luchaba por no rebasar el margen preestablecido, ya que su alfa también estaba volviéndose loco.

Era algo simplemente extraordinario.

-Eres el omega más bonito del mundo... -susurró, sobre la boca entreabierta del aludido-. Me cuesta creer que exista un ser tan precioso como tú.

Jimin negó suave, poniendo sus manos sobre el pecho del castaño.

-Cuida lo que dices, por favor.

-¿Por qué? -preguntó, frotando cohibidamente sus narices-. ¿Te incomoda? Dime, no quiero causarte ninguna molestia.

-No es eso, es... -Pausó un instante. El tono empleado se acercó a lo temeroso-. Respóndeme una cosa, ¿sí?

-Lo que sea -Le tomó del mentón e hizo que le observara fijamente a los ojos-. ¿Qué quieres saber?

The pretty artist 🎨 ୧ ⋅ KookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora