Capítulo 32

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— ¿Hay 3 latidos saliendo de Mera o es solo mi imaginación? — ninguno en el salón decía nada, ya que ninguno de ellos podía escuchar los latidos de los bebés, así que les sorprendía que Diana estuviera diciendo eso —¿Qué sucede? ¿Por qué todos están tan callados? — cuestionó la amazona

— Yo no escucho nada — opinó Clarisse

Nadie se había dado cuenta de la presencia de la semidiosa hasta que habló

— ¿Y tú quién eres? — preguntó Poseidón

— Clarisse, semidiosa hija de Ares — absolutamente todos se voltearon hacia ella amenazadoramente — ¡Hey! ¡Soy parte de los buenos! ¡Tranquilos! — elevó sus manos al aire en señal de rendición

— Tiene razón, nos ayudó durante la batalla, no la molesten — la defendió Apolo, quien finalmente se quitó los brazaletes de sumisión y poco a poco se empezó a recuperar de la batalla

Diana hasta el momento no le había prestado atención a ninguno de ellos, ya que se había quedado estática mientras afinaba su oído y lo enfocaba únicamente en Mera

— Lo digo en serio, hay 3 latidos saliendo de ti — insistió Diana mientras observaba fijamente a su novia — ¿Estás bien? ¿Es esto algún daño colateral debido a la batalla que tuviste? — preguntó con preocupación

— Creo que seria mejor si hablamos de esto a solas — intervino Mera

— De acuerdo — accedió la amazona — Pero se me hace extraño que los corazones de todos han latido rápidamente cuando realicé la pregunta ¿Qué están ocultando?

Zeus estuvo a punto de hablar pero Diana lo interrumpió — Lo siento padre, pero no quiero escuchar nada de lo que tengas que decir ahora mismo, en especial cuando tu eres el más alterado y no se me olvida que estuviste a punto de atacar a mi novia

— Se me olvidaba que eras la diosa de la verdad — se quejó Poseidón

Diana se giró hacia él y se acercó peligrosamente — Todavía me deben una gran explicación por la cual encerraron a mi madre — murmuró entredientes

— Hija, todo tiene una explicación, no te preocupes, estás muy alterada — intervino Hipólita

— Es obvio que estoy alterada, todos parecen estar ocultándome algo, puedo verlo en sus miradas

— Hija mía, prometo que te lo diremos todo, pero es importante que primero hables con Mera — insistió Hipólita

La mirada dura de la amazona se suavizó en cuanto su mirada se encontró con la de su novia

La mirada dura de la amazona se suavizó en cuanto su mirada se encontró con la de su novia

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— Esta bien — suspiró

— Deja de estar de gruñona y ven a darle un abrazo a tu madre — le ordenó Hipólita y Diana se acercó hacia ella — Estuve muy preocupada por ti hija, todos lo estuvimos, me alegro tanto que hayas salido victoriosa

Wonder Woman & Mera IIDonde viven las historias. Descúbrelo ahora