Wonder Woman & Mera II

Capítulo 42

Las expresiones de sorpresa y alivio se reflejaron en los rostros de Diana y Mera al ver a Clarisse despertar. Sus corazones latían con emoción al verla abrir los ojos después de tanto tiempo dormida

Para su sorpresa, los ojos de Clarisse eran una copia idéntica a los ojos dorados de Diana 

— ¿Cómo te sientes, cariño? — preguntó Diana con voz suave, su preocupación palpable en cada palabra

Mera asiente, apoyando las palabras de Diana. — Sí, princesa, ¿puedes decirnos cómo te sientes? ¿Tienes algún dolor o malestar? 

Clarisse observó a su alrededor con una mirada penetrante, sus ojos dorados escaneando el lugar con atención. Su ceño fruncido revela su incomodidad al notar la presencia de tantas personas a su alrededor

Diana y Mera rápidamente notaron la incomodidad de Clarisse 

— Chicas, ¿podrían salir un momento? Creo que Clarisse necesita un poco de espacio — pide Diana con amabilidad pero firmeza

Las demás asienten en silencio y salen de la habitación, dejando a la familia a solas para que puedan hablar con tranquilidad

Mera se acerca a su hija con suavidad, asegurándole que las demás ya se han ido. Luego, repite la pregunta con preocupación

— ¿Cómo te sientes?

Clarisse clava sus ojos dorados, tan parecidos a los de Diana, en los de ella. Por primera vez, desde que Clarisse despertó, se da cuenta de que en el centro de esos ojos dorados hay un color azul tan vivo como el propio color de sus ojos 

La emoción de Mera es palpable mientras contiene un sollozo de alegría al ver las características de ambas, reflejadas en Clarisse

— Ehhh —  susurró la pequeña diosa, su cerebro todavía procesando lo que sucedió — Me siento confundida — respondió con voz débil, mientras sus ojos se fijaban en ellas en busca de respuestas — Duele — añadió, su tono cargado de molestia y malestar. Se aferró al cobertor con fuerza, como si buscara consuelo en su suavidad ante el dolor que recorría su cuerpo

— ¿Que te duele, cariño? — preguntó Diana con preocupación 

Clarisse observó a Diana y Mera con ojos cansados pero llenos de angustia. Sus labios se entreabren, revelando su incomodidad mientras lucha por encontrar las palabras adecuadas

— Me duele... —susurra, su voz apenas audible, como si cada palabra fuera un esfuerzo — Todo... siento como si estuviera... ardiendo... en llamas

Su voz se quiebra ligeramente al finalizar la frase, y su cuerpo se retuerce ligeramente, como si el dolor fuera palpable incluso en su expresión facial. Sus manos se aferran al cobertor con fuerza, buscando algún tipo de alivio ante la sensación abrasadora que la consume

Diana y Mera intercambian una mirada de preocupación al escuchar las palabras de Clarisse. Con movimientos rápidos pero gentiles, colocan sus manos sobre las de Clarisse y se sorprenden al sentir el calor que emana de su piel. Es como si un fuego interno consumiera su cuerpo, una fiebre abrasadora que causa estragos en su ser

—Oh, pequeña... — susurra Diana con voz entrecortada, su corazón apretándose con preocupación— Estás ardiendo en fiebre

—Por favor, necesito agua —murmura Clarisse, su tono cargado de necesidad mientras busca alivio para su sed

Diana y Mera intercambian una mirada preocupada antes de moverse rápidamente para satisfacer la solicitud de su hija. Con gestos rápidos, Diana llena un vaso con agua fresca y se lo entrega a Clarisse, quien lo toma con manos temblorosas y lo lleva a sus labios con ansiedad, bebiendo con avidez hasta que el vaso queda vacío. La sed persiste, y Clarisse pide más, su necesidad de alivio evidente en cada palabra y gesto