Capítulo 44

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Hermes se aproxima a Diana con gritos de victoria y una sonrisa triunfante iluminando su rostro. Sus pies divinos apenas tocan la pista celestial mientras se desliza hacia la línea de meta, su velocidad divina evidente en cada movimiento ágil y elegante

Con una exhalación de triunfo, Hermes levanta los brazos en el aire en señal de victoria, su voz resonando con emoción mientras celebra su éxito en la carrera divina. Su sonrisa radiante muestra su alegría por la victoria, mientras que sus ojos brillan con orgullo por su logro

— ¿Ves, Diana? —dice Hermes, su voz rebosante de emoción y satisfacción— Aunque Clarisse fue una digna competidora, sigo siendo el dios más rápido del Olimpo

Su expresión resplandece con confianza mientras proclama su hazaña, destacando su supremacía en la velocidad divina

La expresión triunfante en el rostro de Hermes se desvanece gradualmente al notar la seriedad en la mirada de Diana. Sus cejas se fruncen ligeramente y una sombra de confusión cruza por sus ojos, dando paso a una sensación de inquietud mientras se da cuenta de la reacción de la princesa de las Amazonas

Antes de que pueda articular una pregunta, Diana rompe el silencio con una voz firme pero cargada de inquietud

— Hermes, ¿dónde está mi hija? — pregunta Diana, sus palabras resonando seriedad

— Debe de seguir corriendo todavía detrás de mí, no tarda en llegar — Hermes se gira hacia atrás con confianza, esperando encontrar a Clarisse justo detrás de él, pero su sorpresa es evidente cuando no ve rastro de ella

— Hermes, ella no está detrás de ti —dice Diana, su tono transmitiendo una certeza que no admite lugar a dudas

— ¿Dónde...? — comienza Hermes, su voz llenándose de incredulidad ante la repentina desaparición de Clarisse — ¡Oh no!

— Vi claramente cómo algo se le atravesó a mi hija mientras iba corriendo junto a ti. Te advierto que si eso fue algún truco para evitar que ella te ganara...

— ¡No fue ningún truco, te lo prometo! —responde Hermes, su voz llena de urgencia mientras busca tranquilizar a Diana— Algo debe haber pasado, pero no tengo idea de qué

— Si no fue obra tuya entonces ¿dónde esta mi hija? — demandó — Tan solo pude divisar cuando algo se interpuso en su camino, ella tuvo que hacerse a un lado y cuando llegue hacia dónde se supone debía de estar, ya no estaba 

Hermes siente un escalofrío recorrer su columna vertebral al darse cuenta de la gravedad de la situación. Con un nudo en la garganta, busca desesperadamente una explicación mientras se enfrenta a la posibilidad de que algo malo haya sucedido con Clarisse

— No se dónde esta Clarisse, Diana. De verdad que no lo sé —responde Hermes, su voz cargada de angustia y frustración— Debo encontrarla lo antes posible. No puedo imaginar lo que estás sintiendo, pero te prometo qu-

Diana se enfrenta a Hermes. Sus ojos brillan con una intensidad que refleja la gravedad de la situación y el temor que siente por su hija desaparecida

— Hermes, ¡Encuentra a mi hija! — exclama Diana, su voz llena de furia contenida — No toleraré demoras ni excusas. Clarisse es mi hija y su seguridad es mi única prioridad en este momento 

Hermes asiente ante las palabras de Diana y desaparece frente a ella en un destello de luz dorada. En cuestión de segundos, el dios mensajero se encuentra en movimiento, utilizando su velocidad divina para difundir la noticia de la desaparición de Clarisse a lo largo y ancho del Olimpo

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⏰ Última actualización: Aug 03 ⏰

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