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1993

El verano al igual que un sueño de media tarde, desapareció dejando huellas felices y sensación de pérdida. Faltaba unas semanas para regresar a clases, algo insignificante por lo que preocuparse en un momento como este, su verdadero amor corría el riesgo de desaparecer en una semana si no hacía algo en estos días.

— Deja de mirar el puerto de esa forma.— Recibió un golpe de Seokmin.— Me estás asustando.—

— Es que no entiendes ,hermano.— Dijo aún aturdido por el zape en su cabeza. — No sabría qué hacer si Yoonah se fuera del pueblo.—

— Dios, Seungcheol, deja de ser tan miedoso. Puede que la opinión de su hermano importe, pero no creo que sea un asunto de vida o muerte.— Seokmin se recostó del barandal de su cuarto.

— Eso quisiera creer.— Fueron sus palabras.

El pelinegro miró hacia el puerto una vez más, pronto sería hora de dar una buena impresión y ayudar a Yoonah a quedarse allí. No sabía si sería prudente bajar a la playa porque podría verse invasivo y sospechoso. Mejor era esperar hasta la cena en casa de los Yoon. Sí, era lo mejor.

— ¿Cómo dijiste que se llamaba el hermano?—

Honestamente aunque Seokmin no le creyese que estaba perdidamente enamorado de Yoonah, era el único de sus amigos que sabían sus planes antes del fin del verano:
Pedirle ser su novio a la chica.

Sería perfecto.

Al final del verano el pueblo celebraba un pequeño festival con fuegos artificiales y actividades para gastar algunas monedas. Ir hacia la cima del mirador junto con ella en el momento en que suenen los cohetes de las 12 a la par de las luces... pensar que TODO dependía de una sola persona: Yoon Jeonghan.

— Se llama Jeonghan.— Soltó.

— Su nombre suena como de niña.— Intentó distraer Seokmin con una broma.— Si Yoonah hubiese dicho que regresaba una hermana violinista, créeme que estaría primero esperando en el muelle.

— Seokmin.— Interrumpiendo a su amigo toma las barandas de su alcoba.— Ya llegó.—

Casi como magia un barco se asomó a su vista y llegó al muelle. Apenas podía diferenciar más que siluetas a esa distancia, a pesar de ello, casi como si estuviese iluminado por sí mismo pudo notar una cabellera rubia.

" Es oxigenado."

Tal y como las palabras de la chica.

El oxigenado de Jeonghan llegó.

— No sé tú pero... iré a ver qué tal tu "cuñado", suerte con la cena.—

— Gracias.—

Con las entrañas revueltas entró a su baño para bañarse y repasar mentalmente las palabras de Yoonah.

"Jeonghan odia los insultos."
"Le asusta los grillos."
"Es alérgico a las naranjas."

No era mucho la verdad ,ya que, ella decidió guardarse sus palabras porque esperaba que se conociesen. Lo cual le ponía los pelos de punta porque solía ser un libro abierto para él y un poco de "misterio", no le añadía adrenalina o curiosidad, sino le daba un toque de incertidumbre a sus planes. ¿Cuál sería el desenlace de x o y motivo? Odiaba ese tipo de situaciones. Le gustaba lo real, lo confortable, lo fácil y lo conveniente , o sea, si esto fuese una especie de expresión matemática probablemente Jeonghan sería aquella variable que uno no sabe cómo despejar después de haber dado todo.

La noche ya había bañado de sombras a su cuarto y con ello, él ya estaba listo para partir, no sin antes dar un pequeño beso a su madre y recibir de su parte una pequeña bendición. Existiera Dios o no, esperaba que funcionase.

 La casa de los Yoons era estratégicamente ideal para cualquier inicio de un romance, a unas dos cuadras volteando a la derecha, en aquel espacio vacío donde ninguna casa interrumpía el paisaje de la playa frente a ellos. Siempre se supo que aquella casa era hermosa ;sin embargo, al ser abandonada múltiples veces parecía perderse en el espacio, ahora mirándola con nuevas flores al pie del jardín, las luces iluminando cada ventana y leves pisadas de los ocupantes, traían al lugar la vida que siempre necesitó. ¿Una casa existe para que alguien viva allí, no? 

— Bien. Ya llegaste ahora solo debes tocar el timbre y saludar. — Susurró para sí mismo.

Su dedo con temor se acercaba al timbre...

— ¡Papá quiero comprar algunas galletas! — Al igual de brusca que su caída, fue el retumbar de la puerta al abrirse frente a sus ojos. 

Casi como un deja vú recuerda su primera vez manejando bicicleta y caer fuertemente sin reaccionar solo porque le asustó escuchar el claxon de un camión y pensó que moriría como en "Cementerio de Mascotas" . Ahora, volvía a quedarse quieto tanto por el estruendo como por encontrarse a primeras a Yoon Jeonghan sin poder presentarse adecuadamente.

Ambos quedaron segundos en silencio hasta que el chico pálido reaccionó.

— ¡Lo siento! No era mi intención que te lastimaras. —

La mano de él se extendió frente a Seungcheol y la tomó. Al igual que su golpe anterior, necesitó el gélido tacto del chico como para regresar en sí y levantarse.

Ambos eran del mismo tamaño.

— Mi nombre es Seungcheol. — 

Estaban frente a frente , sus miradas inevitablemente se cruzaban y el ambiente era taciturno.

— Lo sé. —

Y con esa respuesta fría Yoon Jeonghan se libera de la conversación corriendo hacia la avenida.

Es mundialmente conocido el concepto de "gemelos" como dos personas que comparten el mismo vientre materno y nacen simultáneamente durante un mismo parto, usualmente, son idénticos entre sí. Pero ahora pensaba que aunque tanto Yonnah como Jeonghan tuviesen los ojos ámbar, el cabello claro y las facciones similares...seguían siendo tan diferentes. Al observarlo el ambiente quedó vacío como si su sola presencia desentonara todo alrededor.

Al igual que una cuerda muy tensa de un violín, sintió que en cualquier segundo podría romperse o seguiría en pie.

No lo entendió, por eso, tardó otros cinco minutos en recomponer su compostura y tocar el timbre.



App para corazones heridos en busca de ternura (BL/ SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora