labios compartidos

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"Te amo con toda mi fe, sin medida
Te amo aunque estés compartida"

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1993

La primera vez que sospechó en que Seungcheol no era suyo fue cuando dejó de regresar a su lado después de clases. Fingió no tomarle importancia aunque los atardeceres fueron solos vistos por su propia cuenta, Yoonah lo notó diferente pero tampoco dijo nada. Nadie en realidad decía nada.

Nunca creyó que sería importante decirlo frente a todos lo mucho que se amaban, sabían que estaba mal, a pesar, de que su hermana a las semanas pudo notarlo y simplemente fingir demencia cuando le avisaba que pasaría la noche con Seungcheol. No habían rencores pero tampoco discusiones. Incluso el único amigo que pudo hacer allí, Seokmin, parecía notarlo y simplemente dejarlos ser cuando sin querer sus "bromas" los hacían sonrojar. ¿Con eso todo estaría bien, no? 

— Marica. — 

Fue lo que le dijo uno de sus compañeros de laboratorio cuando lo vio aplicarse bloqueador en el baño, aunque, realmente no le molestó que topara con su hombro al pasar y lo susurrara lo suficientemente fuerte para que solo Jeonghan lo escuchase, no le importó. Ya estaba acostumbrado. En sus anteriores escuelas también le gritaban y molestaban solo por... ¿existir? Ni siquiera fue capaz de enfrentarlos porque con su postura gélida y personalidad introvertida, solía aburrirlos y dejar de tenerlo de juguete. Aún así, no podía ignorarlos, no cuando tras su nombre se entrelazaba con el de su hermana. 

"Jeonghan, yo, yo solo quiero que seas feliz, ¿okay? Pero no seas evidente, no aquí."

Aunque al comienzo no entendió el porqué Yonnah le dijo ello ni bien llegó al pueblo ;sin embargo, con cada nota bajo su pupitre y más miradas por encima, lo supo. Incluso no preguntó, ni protestó nada cuando hasta ella dejó de acompañarlo de regreso. Le dolía ello, pero no podía quejarse. ¿Él lo provocó? No lo sabía. 

— Jeonghan, ven aquí. —

Los abrazos de Seungcheol, lo asfixiaban tanto como lo hacían sentir seguro. Al momento en el que pretendían ser amigos frente a todos, las miradas paraban, al igual que un botón, el pelinegro era el escudo perfecto para desaparecer cualquier rastro de maldad. ¿No era eso genial? De alguna u otra forma, terminó socializando con lo que él llamaba "élite" del cliché de una típica escuela. A pesar de que no era de su agrado o incluso estirpe , podía manejarlo, solo si Seungcheol lo acompañaba. 

Podía reírse por comentarios con respecto a su cabello o podía divagar con respecto a quienes eran las chicas que le parecían atractivas o hasta negar las "bromas" sobre que siempre estaba alrededor de Seungcheol. Mordía su lengua incluso.

"Es que yo soy suyo."

Siempre trataba de decirle con la mirada al pelinegro... aunque nunca supo si él lo podía leer.

— No entiendo por qué te amo tanto. — Le dijo Seungcheol acariciando su mejilla después de llegar de su entrenamiento y treparse por su ventana.

Ese tipo de comentarios solo dejaban dar vuelta a sus ojos y burlarse de lo cursi que podía llegar a ser alguien como él. 

Pero yo te amo más. — Siempre era su respuesta antes de plantarle un beso casto en los labios.

¿Por qué tenían que ocultarlo?

Era la pregunta que rondaba en su mente al verlo sonriente y sudoroso como un perro, teniendo rasguños solo por ir a verlo. ¿Qué de peligroso tenía eso? Solía ver a adolescentes en la misma situación que ellos en frente de las puertas de las casas, pero su chico, tenía que herirse como si eso fuese un capricho.

App para corazones heridos en busca de ternura (BL/ SEVENTEEN)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora