Luego de un accidente químico, un grupo de chicos se reune para sobrevivir, unidos por el trauma y el miedo constante.
Aunque, hay un inconveniente: no pueden tocarse.
Volví mi vista a la computadora mientras escuchaba los cuchicheos de Chris y Seungmin tras de mí.
—Díganme las cosas a la cara, ¿quieren?— pregunté con ironía.
Seungmin suspiró— ¿Estás completamente seguro de que nada le pasará a Jeongin?
—Estará bien. Lo protegeré— contesté—. Palabra de honor.
—Minnie, deberíamos preocuparnos por nosotros, Jeongin es el que estará más seguro— dijo Chris. Lo señalé, demostrando que estaba de acuerdo con lo que dijo—. Hablando de Innie, ¿cuándo vendrá?
—Ya estaba de camino, viene de su práctica de arquería.
Cómo si leyera mis pensamientos, el timbre de mi apartamento sonó, y un mensaje de Jeongin apareció en mi celular.
"Llegué, Binnie."
Me apresuré para abrirle y me lo encontré sonriéndome como siempre lo hacía al verme.
—Buenos días— dijo al instante.
—Buenos días— respondí inconscientemente clavado mi mirada en él—. Pasa. Seungmin y Chris ya están dentro.
—¿Qué se supone que descubriste?— preguntó mientras caminábamos por el pequeño pasillo— ¿Es tan importante como para sacarme de observar a los basquetbolistas jugar?
Cerré mi puño con fuerza evitando sentir celos; ¿por qué pasarían por mi mente si Jeongin es solo mi amigo?
—¿Recuerdas lo que te dije de tu padre...?
—Por supuesto— dijo tajante—. También recuerdo que me negué rotundamente a que eso pudiera ser verdad...
Llegamos a la habitación. Seungmin se levantó de forma rápida y envolvió a Jeongin en un abrazo, luego Chris chocó puños con él.
Me senté en el escritorio y comencé a teclear a gran velocidad. Jeongin se inclinó detrás de mí, y pude percibir el olor de su perfume; siempre se ducha luego de los entrenamientos, aunque no sude para nada.
Vamos, Changbin, concéntrate.
Suspiré y enseñé la pantalla a mis amigos— ¿Ven esto?— cuestioné señalando el pequeño plano—. Aquí guardan experimentos secretos.
—¿Cómo estás tan seguro?— preguntó Innie.
—Amas contradecirme, ¿verdad?
—No tienes idea.
Sonreí de lado y abrí otra pestaña enseñándoles las cámaras que había logrado hackear.
—No lo puedo creer— murmuró Seungmin acercándose a la computadora— ¿Qué se supone que es?
—No lo sé— respondí—. Todas esas cosas las llevan a otra sala y no he podido encontrar la forma de entrar; tiene más protección que en las demás cámaras.
Jeongin tragó con fuerza— ¿Cómo estás tan seguro de que es la empresa de mi padre?
Moví el cursor hasta la siguiente cámara, el logo de la compañía apareció en pantalla y él suspiró con fuerza.
—¿Sigues desconfiando de mí?
Negó.
—Siempre tengo la razón— añadí—. Deberían saberlo.
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