.★.JISUNG.★.

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Han Jisung

Mis amigos intentaban animarme, pero mi mente estaba en otro lugar. Me consternaba mi bloqueo musical y me preocupaba Soobin.

—Anímate, Sung— dijo Gyu—. La tarde está demasiado hermosa como para arruinarla con tu humor.

—No estoy de mal humor.

—Por supuesto que no.

Sonreí ante su tono irónico.

Mi vista se dirigió a la multitud de personas reunidas en medio del centro.

—¿Qué sucede?— pregunté.

—No creo que sea nada malo— dijo Yeonjun—. Habrá algo allí que llame la atención.

—Quiero ver...— dijo Kai y caminó hasta el lugar junto a Taehyun.

—Seguramente sea un animal muerto— dijo Beomgyu—. No hay que pensar negativamente.

—No estaría tan seguro— murmuré—. Tengo un mal presentimiento.

—Tú siempre tienes un mal presentimiento de todo— me reprochó Yeonjun.

Taehyun y Kai volvieron a paso rápido con nosotros— Hay un chico muerto. Algo va muy mal— dijo Tae—. Debemos irnos.

—¿Qué les pasó?— preguntó una mujer tomando la mano de su esposo. Ambos se observaron a los ojos. Pero de un momento para otro, cayeron al suelo, se movieron violentamente en el suelo hasta que ya no mostraron vida.

Las personas comenzaron a caer al suelo completamente inmóviles, y las demás se alejaron como si fuera algo contagioso.

En ese momento, se oyeron los gritos.

La multitud se abalanzó corriendo, y la histeria colectiva llenó el ambiente. Las personas se chocaban contra otras, algunas caían al suelo y otros morían.

—¡Vámonos!— exclamó Yeonjun, y corrimos lejos del lugar.

Corrimos y corrimos.

Taehyun cayó al suelo cuando un hombre lo empujó cegado por la histeria. Beomgyu y Kai se detuvieron para ayudarlo y lo tomaron de las manos. Yeonjun y yo disminuimos el paso y nos reencontramos con ellos.

—¿Todo bien, Tae?— pregunté.

—Sí— respondió él, pero no se veía convencido—. Solo...— se tambaleó— me duele la cabeza.

Sus ojos se pusieron en blanco y cayó al suelo. Kai y Beomgyu cayeron también.

—¡No!— exclamé. Quise arrodillarme a su lado, sostener a mis amigos entre mis brazos.

Pero no lo hice, no podía moverme.

No podían estar muertos.

No.

Estoy tiene que ser un sueño.

No pueden irse así, tan rápido...

—Sung— murmuró Yeonjun, sus ojos se encontraban cristalizados—. No podemos hacer nada.

Una mujer corrió hacia mí con los ojos desorbitados, quiso tomarme por los hombros, pero Yeonjun se interpuso.

—¡Todos moriremos!— exclamó la mujer y susurró algo en el oído de Yeonjun—. Tú también lo tienes ahora.

Comenzó a reír de forma terrorífica, entonces se desplomó en el suelo de un golpe sordo.

Los ojos de mi amigo se encontraron con los míos, el dolor se reflejaba en ellos como si él supiera lo que sucede.

O lo que sucedería.

—Vete— me dijo.

Negué con la cabeza y las lágrimas se deslizaron por mis mejillas— No puedo dejarte— quise tocar su mano, pero lo alejó—. Vamos, Yeonjun, no me dejes solo...

—¡Te estoy diciendo que te vayas!— exclamó y me alejé unos pasos— Escapa, sálvate, no quiero ponerte en riesgo.

Con mucho pesar, salí corriendo.

Dejando a todos mis amigos detrás mientras la angustia se instalaba en mi pecho.

Corrí sin mirar atrás, mi respiración agitada y el corazón latiendo desbocado. Cada paso me alejaba de lo que una vez fue una tarde hermosa y amena con mis amigos. Las lágrimas nublaban mi visión, pero no podía permitirme detenerme.

Las sirenas de ambulancias y patrullas resonaban en la distancia, mezclándose con los gritos y lamentos que dejábamos atrás. 

¿Cómo todo había cambiado tan abruptamente?

Finalmente, me detuve en un callejón oscuro, jadeando.

Finalmente, me detuve en un callejón oscuro, jadeando

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