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Después de lo acontecido hace años en el ministerio pocas ganas me dan de visitarlo.

Si lo pienso bien, las veces que he vendió a este han sido por cosas no del todo buenas o cotidianas. Al final del día la última vez que viene fue para recibir una medalla y unas cuantas palmadas en la espalda por mi valentía y acciones durante la guerra.

Pero podría ser peor, supongo.

Harry no puede dar un paso sin que cincuenta personas corran a pedirle un autógrafo. A Ron y a mí nos tocó una fama un tanto más... "Cómoda"
Una vez todo comenzó a calmarse dejé la casa de los Weslay para ir a la mía y comenzar a planear la búsqueda de mis padres "Tengo tiempo" me recuerdo cada que miro el calendario y las palabras de la profesora McGonagall sobre la reconstrucción del castillo.

Así que mis días ahora son el vivir con dinero que Harry me dio en lo que todo vuelve a la normalidad, leer un poco, ver la televisión y soñar despierta sobre mis padres.

Suena triste, tal vez lamentable. Pero después de pasar meses corriendo y viviendo bajo puentes lo único que quiero es quedarme dormida en el sillón de la sala mirando la televisión.

En uno de esos tantos y repetitivos días llegó la lechuza personal del ahora ministro de magia.
Así que, ahora y encontrá de mi voluntad es que voy recorriendo los pasillos del ministerio.

Las miradas, murmullos y señalamientos hace que me sienta en mis primeros años en Hogwarts. Sé que no lo hacen con malicia, pero pocas veces he sido de querer ser el centro de un todo. Eso le queda mejor a Harry.

Llego a la entrada de la oficina de Kingsley, tocó la puerta. Cada toque con unos tres segundos de separación.

La puerta se abre y deja ver a un Kingsley tras una montaña de papeleo sobre su escritorio.
No recuerdo haber visto una oficina del ministerio por cuenta propia (al menos con calma) Así que la duda de si así debería ser la oficina del ministro llega a mi mente.

No es un gran lugar, no está en el centro de algo o llama la atención.
Tal vez eso sea lo que busca, discreción.

-Hermione, hola- saluda, desapareciendo todo el papeleo de su escritorio con un movimiento de varita. Kingsley se levanta, saluda con la mano y me guía hacia la silla frente a él -¿Cómo va todo?- pregunta sentándose con una sonrisa.

-Normal. Al menos lo siento así- respondo con una corta sonrisa -Estoy tomando tiempo, quiero volver a Hogwarts así que en lo que regresa a funcionamiento estoy tomando "vacaciones", un poco de calma-

Asiente un par de veces, rasca su mano y se relaja en su silla.
Suelta un suspiro y vuelve a sonreír.

-¿Y qué tal el joven Weslay?-

-No. Hay pocas cosas con Ron, la verdad no llegamos a mucho y supongo es mejor así. Aún estamos con cosas posguerra, el romance no es ideal-

-Una respuesta llena de lógica, aunque algo triste. La verdad de mi pedido en verte no sé debe para ponernos al día. Si así fuera estaríamos comiendo en algún lugar o tomando un buen té- recupera su postura, mira hacia uno de los cajones tras su escritorio y saca un sobre -Como sabes, ha habido una cantidad considerable de juicios. Ninguna persona ha ido a Azkaban por una nueva política. Ahora son trasladados a confinamietos más... Humanos-

-¡Eso es fantástico!- interrumpo con emoción -Ese lugar solo rompía lo que ya estaba roto-

-Gracias por la felicitación. Fue de las primeras cosas que pensé en cambiar en honor a Sirius, pero... No debemos hablar sobre este logro- me da el sobre, asiente. Lo abro lentamente y lo primero que aparece es la foto de Bellatrix Lestrange -Cuando la juzgamos, debo admitir que enviarla a Azkaban era más que tentador. Pero alguien del consejo propuso algo, bueno... Bastante bueno para todos-

-No entiendo ¿Quieren que elija sobre su vida?- me quejó devolviendo con repulsión el sobre. Ya fue mucha sangre como para que ahora deba elegir sobre una vida, sin importar quien sea o haya hecho.

-No. No es eso Hermione- soba su pecho, como si algo le cortará la respiración. Muerde la parte de abajo de sus labios y traga, lentamente -Alguien propuso en rehabilitar a Bellatrix. No enviarla a una celda, de esa manera la gente verá que su ministerio ha cambiado a mejor-

-Oh... Eso, suena bien. Es bastante inteligente si lo piensan, pero no entiendo-

-Son pocas personas las que están a la altura de esta tarea, tenemos grandes cura almas para eso. Pero creemos que el que una persona como tú, una heroína de guerra. Rehabilite a Bellatrix-

-¡No!- grito levantándome con brusquedad -Kingsley, con todo el respeto que te tengo. Esto es una locura, esa mujer me torturó y se llevó la vida de personas que ame-

-Lo sé bien Hermione. Pero pido pienses como si ya fueras parte del ministerio. El que Bellatrix pase de ser una amenaza a una ciudadana no modelo, pero si "normal" hará que las cosas se calmen-

-Pero...-

Kingsley toma el sobre, lo sella de nuevo y me lo extiende dejándolo en el aire esperando lo agarre.

-Las personas siguen con miedo. Si logras hacer esto las cosas serían como cuando conociste el mundo mágico, te lo pido Hermione. Eres la indicada-

Miro el sobre delante de mí. Temerosa mí mano se mueve lentamente hacia él, lo tomo y bajo dejándolo en mis piernas.

-¿Qué debo hacer?-

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