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Dos días desde que la revelación de Narcissa golpeo a Bellatrix.

Dos días en donde lo único que he visto de ella han sido sombras en las esquinas de la casa, por rincones en donde la luz no llegara siquiera un poco.

En esos dos días sentí la misma soledad con la que estuve en la guerra.

Por más que la llamaba no respondía, por más que la buscaba no aparecía. Las pocas veces que pude ver de reojo su rostro sus ojos estaban rojos. En estos meses he visto a Bellatrix como poca gente, incluso ahora que he conocido más de ella esta reacción me deja sin palabras.

En un intento desesperado mandé un patronus a Bellatrix por la noche recordando que hubo un gusto por este. Un mensaje en forma de susurro diciendo: "Deja que te ayude"

No creí respondería. No la culparía, es por lo que. Cuando tocaron la puerta de mi habitación en la media noche la sorpresa fue grande al tenerla frente a mí.

- ¿Bellatrix? – pregunté torpemente. Una sola playera gris es lo que lleva, sus cabellos de por sí rebeldes ahora son una maraña igual o peor a que cuando escapó de Azkaban. Entra a la habitación y se sienta en mi cama en total silencio - ¿Bellatrix? - llamo de nuevo, pero el silencio reina -Bella- susurro acercándome.

Camino donde esta, me encojo cerca de su cara y aparto su cabello lentamente.

Espero una queja, pero no existe. En su lugar sujeta mi mano y la retiene en el aire.

- ¿Bella? -

- ¿Puedes creerlo? – pregunta mirando mi mano – Yo, mate a mi padre y deje tan traumada a mi madre que corrió hacia la vida Muggle e hizo como que sus dos otras hijas hubieran muerto. Dime, Hermione, responde con verdad ¿Por qué sigues aferrada a mí? -

-Yo... No, no lo sé- tartamudeo evitando su mirar.

-Mírame- suplica -Por favor-

Cato su orden y sostengo su mirada.

Oscuridad, un mar oscuro e infinito me da la bienvenida. Un reflejo de mi persona y ser aparecen y se deforman en cada nuevo parpadeo del vacio. Me acerco, más y más cerca a la vez que las respiraciones de ambas se aceleran conforme pasan los segundos.

-Nunca me importo siquiera como me veían los demás. O que pensaba de mi- dice Bellatrix apartando el rostro. Se aleja en mi cama y se acuesta dándome la espalda. Reina el silencio por al menos un par de minutos hasta que da media vuelta, palmea la cama y habla, en apenas un susurro... Pide -Duerme conmigo-

En mis años de escuela presumía la rapidez de mis respuestas, alardeaba de mi capacidad de actuar en momentos, de pensar.

Sí. En algunas ocasiones este "don" brillaba por su ausencia, pero no me dejaba sola en su mayor parte. Pero ahora, viéndola...

La noche está en un intermedio entre fría y calida (fácilmente es perfecta), la luz de la calle entra débilmente por la ventana de la habitación de mis padres reflejando la figura de Bellatrix, sus mechones caen por su rostro haciendo que me sienta como una adolescente una vez más ¿Siquiera lo soy aún?

Mi cuerpo se calienta, mi mente trabaja como nunca en busca de una respuesta. No haya nada.

-¿Hermione?-

-Si- respondo gateando a mi cama, me acuesto a su lado sintiendo su calor. Quisiera verla, pero la pena puede más que cualquier cosa.

-Vi en un documental. Que la verdad hará libre a las personas, o algo parecido dijeron ¿Pero sabes? La verdad duele, creo que tus amigos y tú lo saben mejor que nadie ¿No? El tema de mis padres no paso por mi mente por días después de la primera duda sobre ellos, no porque estuviera ocupada en algo para pensar, no. Solo...-

-¿Si?- digo mirándola ahora. El pálido de su rostro ahora es cubierto por un rojo, un rojo que se extiende hasta sus orejas. Bellatrix muerde sus labios, estira su brazo y junta nuestras manos -Bellatrix, dilo-

-¿Debería?- pregunta nerviosa -¿Qué cosas salen de ser así de reveladora, de ser directa?-

-Bueno, muchas cosas hubieran sido más fáciles si las personas fueran directas- Bellatrix sonríe, se arrastra en las sabanas y pone su cabeza en mi hombro. El ambiente, fresco y cómodo. Ahora es cálido y acogedor.

-Me... Sentí tan cómoda a tu lado, que por momentos ignoraba quien soy-

No respondo, siento que no debo hacerlo y si lo hiciera diría una estupidez. Es de esos momentos en donde lo mejor en quedar en silencio, pero eso es una contradicción a mi pedido ya que el tamboreo de mi pecho estoy segura puede ser escuchado incluso por ella. ¿Lo peor de todo?

Que no es el único.

-Lo siento- dice sin apartarse siquiera -Es una tontería, es... Raro, molesto ¿Yo diciendo esto a una de mis víctimas? Es tan graciosamente bestial-

-Bellatrix-

-¿Si?-

-No digas más eso-

-Es la verdad, a secas-

-Si, lo sé. Aun así-

-¿Te incomoda?-

-Algo-

-... Lo siento-

-No es por eso, Bellatrix-

Acerco mi cara, muevo mi cuerpo junto al de ella, atraigo su mano y beso su cabeza.

De su cabeza, beso sus nudillos y de sus nudillos su nariz...

Pequeños movimientos que cortan todo circuito de pensamiento. No hay pensar en el accionar, solo. Gusto.

-Vamos a dormir- pido con un suspiro. Bellatrix no responde, solo asiente.

Para ser honesta, esperaba incomodidad para las dos. Pero no existe alguna, es como si esto debiera ser.

Un ser que siempre debió haber estado ahí. Tal vez sea la hora, tal vez sea la situación.

Pero.

Me hubiera gustado tener el valor Gryffindor para ir por más. Por el momento, debo ser feliz con una Bellatrix calmada y a mi lado.

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