CAPITULO 4 ©

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La alarma de mi teléfono me hace soltar un quejido, quien demonios coloca una alarma un sábado a las cuatro de la mañana

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La alarma de mi teléfono me hace soltar un quejido, quien demonios coloca una alarma un sábado a las cuatro de la mañana.

— maldición.

Supuestamente me tendría que despertar temprano, quería hacerle el desayuno a los chicos y agradecer por dejarme quedar con ellos. Retire las sabanas calentitas y sentí el frío recorrer mi cuerpo, me coloco una camiseta y un shorts corto en mis muslos.

Me dirigí en la cosina, el lugar estaba en silencio y agradecía que todos estuvieran dormidos.

Mis pasos se adentraron en la cosina, estaba decidas a cocinar unos sandwiches de jamón y queso, tal vez debería tratarlos ligeramente hasta dorar los mimos.

Tome algunas naranjas y cuando deje las tostadas dorando, me entretuve exprimiendo las naranjas. El sumo era muy bueno y llene una jarra entera con solo diez naranjas.

Coloco los platos con tres tostadas de vamos y queso en la mesa, oigo unos pasos aproximarse justo cuando estoy colocando los vasos.

— buenos días — escuché la voz de Maxwell, ¿Porque tenía que ser el?

— buenos días — le contesto y no volteo a verlo.

— que haces.

Su voz muy cerca hace que me sobre salte, volteo a verlo y el estaba muy cerca. Aún así sus ojos estaban el el desayuno.

— el desayuno, una costumbre mía y pensé que como me preparaba el mío — mis ojos se deslizan a la nueva figura que entra — porque no preparar el de todos.

— genial pequeña — dije acariciando mi cabeza y desordenado mi cabeza — muchas gracias por esto.

El se sentó sin vergüenza alguna, aún así me molestó que siguiera con eso de pequeña. Me senté también y Maxwell justo alado de Elliot, me gustó ver cómo comían algo que yo prepare.

Me sentía su mujer.

— buenos días familia — la voz de Victor me sobresalta y por alguna razón los recuerdos de el en mi mente me atacaron, aunque el era mejor que mi escasa imaginación — y eso, desayuno.

— ¿no desayunan? — era sábado  y estaban despiertos muy temprano.

— normalmente los sábados no desayunamos, salimos todos muy temprano y no nos da tiempo preparar nada — Explica Maxwell después de tomar algo de jugo — pero esto es muy delicioso, no como las tostadas quemadas de Augusto.

— pues cosina tu — lo ataja Augusto, su rostro tan sereno sin ninguna muestra de que aquello le hubiera molestado — estoy seguro de que lo arias mejor.

— prefiero la comida tuya — Cameron estaba detrás de el — nadie en esta casa sabe nada de cosina, eres el único que se defiende.

— lo tomaré como un algo.

No se, Follen a Claudia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora