CAPITULO 8 ©

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- joder, Víctor te puedes callar la maldita boca

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- joder, Víctor te puedes callar la maldita boca. Estoy duro ahora - abro los ojos al escuchar lo que dijo Augusto.

- ustedes lo que están es urgidos, hagan como Cameron y desahoguen esa frustración sexual.

- ¿mi ejemplo? Acabo de follar y eso me puso duro de nuevo.

¡Dios!

¿Que jodida situación es está?

- ¡Claudia! - me sobresalto al escuchar un llamado a mi conciencia y chocarme de golpe con el rostro de Víctor a centímetros del mío - está todo bien revoltosa, como que de aquí allá nos fuimos a la luna.

Su sonrisa de burla no hace más que hacerme rodar los ojos pero a lo puto grande, estaba soñando despierta todo este jodido tiempo. Me pasó la mano por la cara al darme cuánta de lo necesitada que me sentía, esto era otro nivel.

- en que parte de la conversación me e perdió - Víctor mira a los demás con las cejas alzadas, tenía ganas de coger el cucharón y estamparlo en su bonita cara de burla - estoy hablando en serio, me puse a pensar en otra cosa y - me detengo en la explicación cuando no sé ni que decir - y no les importa ni un carajo, que decían.

- le estabas gritando a Víctor que podía soñar con verte desnuda pequeña - la aclaración tan dulce de Elliott me hace sonrojarme - no pasa nada pequeña, todos tenemos nuestros días.

- no habíamos discutido ya lo de pequeña - el abre los ojos al darse cuanta y suelto un bufido - lo que sea, me voy a mi habitación que no es mi habitación y lo será hasta que me largue - aclaro al ver que Víctor habría el osico de nuevo.

- solo iba a decirte que la comida para cuando - dijo alzando nuevamente una ceja a juego con levantar una curva en sus labios.

- contigo hay que verlas todas, puedo esperar cualquier mamarachada de tus labios - oigo una risa y volteo para verme con Maxwell - de que te ríes.

- que palabra es mamarachada, eso no existe.

- existe ahora que la dije ¿cierto? - le pregunto a Elliott, sabiendo bien que el aceptaría mis palabras.

- completamente pequeña.

- bien - cuando seguiría con mi drama mi teléfono interrumpe haciendo que me callara la boca, noto que está exactamente arriba de la mesa alado de Cameron que justamente está viendo mi teléfono.

- tu amiguito Austin te mando un mensaje - caminé, casi corrí antes que el leyera, pero fue muy tarde - te invita a la cena, parece que no comeras aquí hoy.

- metiche - dije sujetándo mi teléfono y alejándolo de sus ojos - pero tienes razón, me arreglo para salir. Terminen su cena y nos vemos mañana chicos.

- como que mañana - la cara de todos fue un poema, las palabras de Víctor fue como agregar la cereza al pastel - te vienes hoy.

Hubiera preferido que se quedará callado a qué demostrará que le vale madres que me vaya con alguien a una cita. Trago la maldición que iba a mandar y solo apartó a Víctor de mi camino rozando su piel de paso. Está jodida mierda solo me pasaba a mi, irme a vivir con cinco chicos que me gustan es estúpido, pero que valga igual a un comino en la parte amorosa para ellos es doloroso.

- sigue soñando daddy - digo eso en modo sarcástico, los ojos de todos se dirigen a mi fuera de la cocina - nos vemos mañana daddy.

- porque jodidos me llamas daddy - soltó Víctor tapando su rostro con la mano.

- para que recuerdes que no eres mi padre, además que suena mejor así, que papá o papi - coloque mis manos en la cintura y volteé a subir las escaleras - nos vemos daddy.

- joder, no me llames daddy - no le hago caso y continuo mi camino - no es como si no supiera que daddy mayormente es utilizado por las mujeres para seducir a un hombre o mostrando sumisión - Revoltosa.

Entro a mi habitación y le contesto el mensaje aceptando la salida, debía despejar y quizás si intentaba con alguien olvidaría los estúpidos que tenía como compañeros de piso.

Me descarto por un vestido de tela fina, en V. Mostraba algo de escote, mi espalda al descubierto entre cadenas plateadas. Unos tacones plateados, un maquillaje ligero, una vez arreglada y lista escojo una cartera más a juego con mi estilo.

Nadamás salí estampó mi rostro contra un pecho fuerte y robusto, era Augusto, el mismo me agarra por la cintura sintiendo piel con piel. Sus ojos paran en mi rostro, veo como olfatea mi perfume y parece pensativo, seguro le gustó mi perfume.

- ese perfume - su voz baja se encontraba algo gruesa, ronca y sus ojos se dirigen a los míos - me parece familiar.

- es una marca personalizada, es muy agradable cierto - digo acercando mi muñeca para que huela mejor - seguro te confundes, hay muy pocos de estos.

- segura - dijo apretando sus manos en mi cadera y mirándome más intenso - no es barato o por cantidad.

- Augusto me haces daño - el afloja su agarre, pero no me suelta - en serio, soltarme, necesito salir.

- espera, ese perfume se ..

- Augusto, podremos discutir lo del perfume luego. En serio voy tarde y...

- Augusto - la voz de Maxwell llamando a quien no me soltaba me sobresalta al venir de la parte del pasillo donde daba la espalda - sucede algo.

- deberías venir y oler el rico perfume que se hecho Claudia - que le pasa, el nerviosismo sube a mi rostro al verle mirarme tan cerca y directo a mis ojos.

- no tengo tiempo ahora, debes acompañarme.

- huele el perfume, me resulta muy familiar y estoy seguro que tanto a ti como a los demás chicos les recuerda a alguien - me estaban comparamos con alguien, faltaba más. A qué rubia o morena de acoston les estaré recordando.

Siento un aire caliente en mi hombro y me alejo por reflejo, pero me es imposible al estar presionada contra el pecho de Augusto. Ahora la gran figura detrás también me tapa y hace que mi acelerado corazón se descontrole. Esto no era mi imaginación hechando nuevamente una mala pasada nuevamente, cierto.

- hiervas - estaba bien, no me gustaba el perfume a rosas y mi amiga lo sabía. Esta es una marca que me había inventado yo misma, me gustaba y me la hecho pocas veces. Pero que les pasa - este perfume es muy famosos por lo visto.

- no entiendo, que les pasa - pregunto mientras intento salvarme de las garras de Augusto, las manos de Maxwell agarran mis caderas y me tenso.

- tu, en serio eres tú.

Sus ojos parecían congelados y sus pensamientos perdimos.

Pero ¿En dónde?

No se, Follen a Claudia ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora