Reencuentro espontáneo

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     Tiara sintió un escalofrío recorrer su espalda.
Se encontraba en la cima de unas escaleras, sentada en un peldaño mientras leía algunas páginas de libros que podían tener que ver con lo que buscaba.

—¡Tiara, Hylla ha encontrado a dos personas nuevas! ¡Un chico y una chica! —Entro Reyna a la biblioteca y le dijo desde lo bajo de las escaleras.

Tiara paró sus movimientos, dejando una página a medio voltear.

—¿Hace cuánto? —Preguntó.

Reyna puso una mano en su mentón.

—Creo que hace unos diez minutos. Parece ser que la señora CC ya ha mandado a la chica a la consulta exhaustiva de imagen, mientras que el chico, —Se encogió de hombros y sonrió. —ya sabes lo que la señora CC hace con ellos.

Tiara no respondió, pero se deslizó rápidamente hacia abajo y le pasó el libro que tenía en sus manos a Reyna.

—Déjamelo en la mesa con los demás, por favor. —Le pidió, para luego salir de allí a paso rápido.

     Llegó a la zona de spa del Balneario, en dónde encontró a Hylla dando órdenes a otras chicas que llevaban toallas en sus brazos.

—¡Hylla! ¿Y la nueva? —Preguntó al mismo tiempo que se acercaba a ella.

—Tiara. Annabeth se encuentra en este momento dándose un baño con pétalos de rosa y esencia de lavanda. —Respondió.

Sin decir nada más, Tiara abrió las puertas que llevaban a los baños, ante la mirada atónita de Hylla.

—¡Annabeth! —Exclamó al ver a la rubia.

La semidiosa ya se encontraba embutida en una toalla y dos chicas le estaban poniendo crema.

—¿Tiara? —Annabeth la observó con los ojos abiertos, sorprendida de verla allí.

Tiara no la miró, pero puso su vista en las dos chicas.

—Iros, yo me ocuparé del resto. —Ante aquella orden, las chicas asintieron con ola cabeza y cogieron sus cestas llenas de diferentes cremas, para luego marcharse. —Vamos, vístete. No hay tiempo que perder.

—Pe-pero, ¿qué pasa? —No comprendía nada.

—Sólo diré que Percy se encuentra en peligro, no grave, pero sigue siendo peligro. —Le dio el vestido blanco sin mangas que había colgado en el perchero y unas sandalias.

Annabeth desapareció detrás del biombo y se vistió rápidamente. Su pelo aún estaba envuelto en una toalla, aunque esta estaba medio caída.

—No puedes salir de aquí así. —Murmuró Tiara, obligando a la semidiosa a sentarse en frente del tocador. —Te haré una trenza simple y te maquillaré ligeramente.

—¿Pero no estaba Percy en peligro?

—Tenemos que pasar desapercibidas para poder ayudarle. —Contestó Tiara. —Tú sólo, cuando vuelvas con la señora CC, hazte la tonta.

—¿Y tú? —Annabeth la miró a través del espejo.

Tiara trenzaba su pelo con hilos de oro con soltura y movimientos elegantes.

—Yo tengo que coger algunas cosas, pero os esperaré en el puerto. Allí, hay un montón de barcos que podemos coger para salir de aquí pitando. —Se puso delante de su cara y cogió una brocheta. —Lo único que debes hacer, es encontrar a Percy y liberarle de su jaula. Parece difícil, pero sé que podrás hacerlo. —Dejó la brocheta y cogió un pincel para pintarle los labios.

Nymphology - Percy Jackson & The OlympiansDonde viven las historias. Descúbrelo ahora