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Sus manos estaban sudando y sentía su corazón palpitar con fuerza.

Tal vez por eso su padre lo estaba mirando fijamente, tal vez podía oír su ritmo cardíaco y lo estaba molestando ¡Pero no podía evitarlo!

Había empezado a ser ‘cortejado’ oficialmente por Yoongi hace poco más de un mes y aunque no había sido muy difícil para el alfa hacer que Taehyung cayera por él, había querido esperar un poco para ir –de nuevo– a la casa de los Kim y pedir permiso para cortejar al omega más formalmente.

Y hoy era el día en que Yoongi iría. El omega estaba sentado frente a su madre y tenía a un costado a su padre.

Con los nervios de punta, estaba esperando el momento perfecto para informarles que la familia Min iría, pero su padre estaba tan calmado que tenía miedo de decirlo. El alfa nunca había tenido ese comportamiento antes.

Suspiró y mordió su labio cuando el silencio que había en el gran comedor lo abrumó. Si tan sólo Yoongi estuviera sosteniendo su mano.

—Familia—llamó en un susurro. Sus padres lo miraron interrogantes y él sentía que iba a desmayarse—, te–tengo algo que decirles.

—Es por eso que estás hablando, niño tonto—dijo el alfa con firmeza. Taehyung se encogió en su lugar y sintió a su omega chillar.

Kim Kyu Suk era el alfa más duro que él haya conocido jamás. Unas simples palabras de él, lo hacían sentir vulnerable y hacían que su omega estuviese a punto de entrar en pánico.

—Sí—jadeó—. La verdad es que... es que vendrá alguien a cenar.

—¿Tu Alfa?—preguntó su madre esperanzada.

Siempre pensó que Taehyung sería uno de esos omegas que mueren solos por el hecho de ser hombre, siempre imaginó que su único hijo viviría en la oscuridad de su habitación y que nadie sabría que había existido un omega de nombre Kim Taehyung pero... ahora él traería a un alfa por cuenta propia. Ella no podía estar más feliz.

—Sí—susurró.

—¿Y quién es?—preguntó Kim Kyu Suk repentinamente interesado.

Taehyung demoró varios segundos en responder. No sabía qué tan mal tomarían la noticia de que Yoongi volvería.

—Min Yoongi—dijo apenas audible.

Kyu Suk gruñó fuerte y azotó la mano en la mesa. Las feromonas que estaba soltando sólo provocaban que los dos omegas presentes comenzaran a perder la cordura. Taehyung mordió su labio con fuerza y agachó la mirada, sentía las lágrimas amenazando con salir, escuchaba los gemidos lastimeros que su omega hacía llamando a su alfa.

Lo necesitaban.

—¿El Alfa Min? De verdad eres un omega estúpido, él no te quiso antes, ¿por qué te querría ahora? Sólo va a jugar contigo y me alegraré cuando él te bote como si fueras una basura.

—Él me quiere.

—Él sólo quiere usarte para satisfacerse y eres tan idiota como para aceptarlo— El alfa gruñó—. Entiende esto, niño, él va a cansarse de ti.

Taehyung negó rápidamente sin levantar la mirada.

—No—susurró y la primera lágrima salió de su ojo—, no, él de verdad me quiere.

—Te dejará como lo hizo la primera vez, y te dejará como el omega que tuvo antes y después de ti. Imagina a cuántos omegas no les ha hecho lo mismo.

—Cállate—murmuró llorando.

No podía creer lo que le había dicho a su padre, pero él estaba haciendo que su omega jadeara y llorara por su alfa. Ni siquiera sabía cuándo llegaría Yoongi. Se sentía desprotegido.

—¡Tú a mí no vas a callarme!—gritó levantándose de la silla, tomó al omega por el cuello y lo levantó también.

—Papá, por favor—pidió suavemente.

—Eres un maleducado. Te hemos dado todo y lo único que tenías que hacer era ser agradecido. Ahora sales con que el alfa que no te quiso ni porque había un contrato de por medio, dará algo por ti. Eres un omega idiota y tonto. Te enseñaré a que no debes hablarme de esa forma. —gruñó apretando el agarre en el cuello del ojiazul.

No podía respirar. Su padre no lo soltaba de una vez y había empezado a expulsar feromonas de terror y angustia. Su madre estaba ahí en su lugar, toda encogida sin decir nada para salvar a su cría.

—Suéltalo.—escucharon.

El alfa soltó al omega y miró enojado al dueño de la voz. Taehyung cayó de rodillas al suelo y sostuvo su cuello con las manos y jadeó buscando aire.

Yoongi estaba parado en el umbral de la puerta con los ojos totalmente negros y si no fuera por el aroma de sus feromonas, nadie sabría que el alfa está totalmente cabreado.

—Tú no eres bienvenido en esta casa—gruñó el alfa.

—He venido porque quiero cortejar a Taehyung—habló y estaba siendo tan pasivo-agresivo.

—Ya sabes la respuesta.

—Usted no lo cuida, Sr. Kim, yo quiero hacerlo.

—No me importa lo que quieras, él no será cortejado por ti y necesito que te vayas de mi propiedad.

—No me iré de aquí sin saber que Taehyung estará bien aquí.

—Ese no es tu asunto, muchacho.

— Taehyung es mi omega.

—Era.

—Lo sigue siendo—murmuró sonando molesto.

—Vete de aquí o llamaré a seguridad.—amenazó.

Taehyung miró a Yoongi. El omega estaba tirado en el piso sin moverse, tenía las manos suavemente sobre su cuello y jadeaba en busca de aire. Yoongi no podía irse de ahí porque Taehyung no estaría a salvo y si su omega salía lastimado, él no se lo perdonaría.

No podía dejarlo pero tampoco podía quedarse, ya había sido demasiado irrespetuoso con entrar al comedor sin ser invitado. Tenía las manos atadas. Taehyung levantó la mirada, sus bonitos ojos ya no tenían ese brillo que los hacía especiales, estaba llorando en silencio. Yoongi  sintió como si un cuchillo hubiese sido enterrado en su pecho.

—Pero él vendrá conmigo—murmuró aún viendo al rubio.

—Déjalo ir—susurró la madre de Taehyung. Todos los presentes la miraron y ella gimió quedo—. Ee-s mejor que se vaya. Nosotros no nos haremos ya responsables de él.

El rubio aguantó la respiración unos segundos y luego derramó más lágrimas. Su propia madre lo estaba entregando como si de un jarrón de porcelana se tratase. Ella, a quien le había dado vida y le había enseñado a atarse las agujetas, lo estaba regalando con el primer alfa que se ponía frente a ellos.

Kim Kyu Suk frunció el ceño y salió del comedor.

—Llévalo contigo y cuídalo, por favor. —murmuró la omega antes de salir corriendo detrás de su alfa.

El comedor se quedó en silencio total, Taehyung tenía la mirada en el piso y aún intentaba procesar lo que había pasado hace unos segundos. Yoongi seguía de pie en la entrada del comedor cuando escuchó un pequeño sollozo del omega; se acercó lentamente y se agachó delante de él.

—Todo estará bien, bebé—susurró antes de abrazarlo por los hombros y depositar un suave beso en el cuello del omega—. Nadie va a hacerte daño mientras yo viva, TaeTae.

—No le importo—susurró—. Ellos no me quieren. Siempre creí que me trataban así para protegerme,  pero realmente a ellos nunca les importé.

—Taehyung

—¿Qué haré si un día te cansas de mí? Ellos ya no estarán para ayudarme, me quedaré solo.

—Escucha, Kim Taehyung. No voy a dejarte, jamás me cansaré de ti. Te amo con cada fibra de mi ser y nunca, nunca estarás solo.

—¿Lo prometes?

—Te lo prometo.



















—Yoonxtaem

Into You › Yoontae Donde viven las historias. Descúbrelo ahora