20. Infierno

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Abrí mis ojos, observando el alrededor.

La misma habitación de hospital en la que estuve hace un año, a diferencia de que ahora estaba completamente solo, y con mis manos atadas al cabezal de la cama.

Me revolví, viendo de que mierda iba todo esto.

Por la ventana, se observaba que era un segundo piso, y era por la mañana.

De repente, una enfermera de cabello rubio entró por la puerta.

-Veo que has despertado-. Sonrió sin ganas dejando unas pastillas raras en la mesita de noche a mi lado.

-¿Donde está Louis?-. Pregunté acelerado viendo como abría la puerta para irse.

-No me dejan darle esa información-. Volvió a sonreír, dando un portazo.

Resoplé mirando el techo.

No sabía que habían hecho con Gemma, Lottie, Liam ni Marcus.

Tampoco porque estaba aquí.

Y mucho menos que habían hecho con Louis.

Y lo que más me enfadaba era no poder hacer nada.

El médico que me había inyectado la jeringa entró por la puerta sonriente, a paso acelerado.

Cerró la puerta detrás de él y se sentó en una silla cerca de la cama.

-¿Cómo te sientes, Harry?-. Sonrió dando palmaditas en la cama.

Miré a otro lado, manteniéndome callado.

-Se que te preguntas que haces aquí, y te lo explicaré, pero primero déjame presentarme-. Acercó su mano, esperando un saludo que nunca fue correspondido.

Suspiró derrotado. -Soy el doctor Cowell, pero puedes llamarme Simon-. Concluyó, sacando algunas pastillas del bolsillo de su bata.

-Estás vivo gracias a nosotros, asi que deberías al menos darme las gracias, ¿no?-. Suspiró mirando por la ventana.

Yo tragé saliva, mirando mis manos fijamente.

-¿Sabes? Puedo dejarte ver a tu amigo, pero solo si cumples algunos favores-. Dijo sonriendo y jugando con un boli.

Levanté la mirada, observándolo confundido.

Él sonrió, y se acercó un poco más. -Tu amigo, digamos que últimamente se ha estado portando bastante mal, e incluso se ha escapado-. Dijo relamiendo sus labios continuando hablando. -Montó un numerito hace unos días, y no pudimos encontrarle, pero gracias a ti pudimos traerle de vuelta-. Sonrió dándome palmaditas en la muñeca.

Se levantó, dejando de sonreír y mirándome fijamente. -Quizás tú puedes hacernos ese favor-. Concluyó saliendo de la habitación.

Tragé saliva y liberé el aire que estaba manteniendo durante toda la charla.

Empecé a divagar por mi mente.

Louis llevaba un maldito año en este hospital.

Completamente solo.

Y le obligaban a hacer pruebas extrañas.

¿Cómo se supone que saldría de aquí? Sin armas ni comunicación con nadie.

Otra enfermera, esta vez un poco más mayor y con cabello castaño, entró a la habitación.

Me saludó y comenzó a quitar las cuerdas de mis manos.

Cuando mis manos estaban libres, salté de la cama y corrí hacia la puerta, pero antes de abrirla la enfermera me advirtió.

-No te recomiendo hacer eso, hay dos soldados esperando fuera-. Dijo en un tono suave de voz.

No sabía si creerle, pero lo más probable es que si salía corriendo por esa puerta, estaba seguro de que no estaría solo.

Suspiré apoyando mi mano en el pomo de la puerta y rindiendome.

La enfermera me sonrió, saliendo por la puerta y se paró en el pasillo esperando a que la siguiera.

Efectivamente, había dos soldados.

▷▷▷

La enfermera me había llevado hasta una sala, donde me había sentado en una camilla y preparaba una aguja para sacarme sangre.

-Llevo aquí trabajando ya unos años-. Dijo sonriendo mirándome. -Conozco ese amigo tuyo-. Miró el suelo pensando durante unos segundos. -¿Louis?-. Asentí intrigado.

Ella sonrió, apoyándose en una encimera. -Siempre decía que en cuanto saliera de aquí iría a buscar a un tal Harry y se mudaria a una casa en la montaña-. Rió levemente mirándome intrigada.

-Supongo que ya conozco a ese Harry-. Sonrió traviesa acercándose con la aguja. Miré al suelo levemente sonrojado.

-Creo que he hablado demasiado, cuéntame un poco sobre ti, ¿de que conoces a ese chico?-. Preguntó mientras pinchaba mi brazo.

Me mantuve callado durante unos segundos. -Él...lo conocí cuando vivíamos en unas comunidades..-. Respondí moviendo mis manos nervioso.

Ella sonrió asintiendo. -Parece un buen chico, preguntaba mucho por ti-. Dijo quitando la aguja de mi brazo y poniendo sangre en un frasco.

La miré intrigado, esperando que terminara.

Ella rió. -Preguntaba que si la vacuna había funcionado, y si habías salido ya del hospital. Al cabo de los meses preguntaba que como estabas, pero los médicos no sabían nada de tu paradero-. Concluyó sentándose a mi lado.

Miré al suelo pensativo.

¿Louis seguía pensando en mi?

-¿Qué...que le hicieron aquí?-. Interrogé con miedo a su respuesta.

Ella frunció el ceño, mirando el suelo y luego mirándome fijamente. -Si se enteran que te he dicho algo me matarán, pero creo que mereces saberlo-. Habló la enfermera apretando su puño.

La miré con los ojos muy abiertos, pensando lo peor.

-Ellos... hicieron experimentos con él, a veces lo veía con cables en su cabeza, otras estaba con ojos llorosos..no se realmente lo que ocurría, pero se que eran pruebas demasiado duras-. Tragó saliva, y mantuvo silencio durante unos segundos.

-Hasta que un día, hicieron una prueba, en la que se enfadó, peleó con uno de los soldados, y le hicieron esa horrible cicatriz. Al día siguiente no lo volví a ver. Decían que se había escapado-. Concluyó mirándome a los ojos, mordiendose el labio.

-¿Porque no había escapado antes?-. Pregunté apretando mis puños de las impotencia. Sentía rabia, rabia de todo lo que le hicieron a Louis.

-Creo que le dijeron que irían a buscar a sus amigos, y los matarían cruelmente-. Dijo levantándose de la camilla y mirándome con pena.

Tragé saliva, cruzando mis manos.

-¿Porque me cuentas todo esto?-. Pregunté nervioso.

Ella se quedó petrificada, mirando una esquina de la habitación y sonriendo.

-Pareces un buen chico, me recuerdas a alguien-. Dijo sinceramente mirando nerviosa el suelo. -Mi hijo, era igual de alegre que tú-.

Yo sonreí, porque aquella enfermera me recordaba a cierta persona también.

-Gracias..-. Me paré en seco, sorprendiéndome de que aún no sabía el nombre de aquella enfermera.

-Mary-. Dijo sonriendo y apoyando una mano en mi hombro, acompañándome fuera de la habitación.

My last breath {larry}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora