Capítulo 5

155 13 0
                                    

Wanda había notado una lágrima caer por su mejilla.

Mierda, ¿ahora lloraba?

Esos eran los pensamientos de la chica.

¿Cómo la carta de una desconocida le hacía llorar?

Pero es que se sentía tan bien saber que ella le hacía sentir a alguien así, que no podía evitar ponerse sensible. 

Sintió de nuevo esa sensación en su estómago, pero esta vez con más fuerza.

Y solo hizo que fuera aún más agradable.

Escuchó unos leves golpes en la puerta.

Rápidamente abrió el cajón y guardó la carta dentro. Se pasó la mano por la cara para quitarse aquella lágrima y observó como la puerta se abría.

—Wanda, cariño. —susurró una mujer entrando en la habitación.

Wanda no dijo nada, solo la miró.

—¿Podemos hablar? —preguntó la madre suavemente mientras se sentaba a su lado.

La hija simplemente asintió.

—No sé cómo sacarte el tema. Así que seré directa. Puedes ser sincera conmigo. —habló la madre y Wanda no dijo nada pero asintió de nuevo. — ¿Estás enamorada?

¿Enamorada? Claro que no estaba enamorada.
No podía estar enamorada de alguien que no sabía quién era.
¿Que puede que si le conociera le llamaría la atención? Podría ser.

—No— susurró mirando la cama mientras abrazaba su almohada.

—Puede que haya usado una palabra un poco profunda. ¿Te gusta? —se corrigió y Wanda la miró.

¿Que si le gustaba? No sabía quién era la ducha de las cartas. ¿Quién le va a gustar si no sabe quién es?
¿Que podría gustarle si supiera quién es? A lo mejor.

—No... creo.

—¿crees?

Wanda miró a su madre y volvió a mirar a la cama.

Si estuviera Pietro le hubiera habido de las cartas, y seguro que el chico le hubiera apoyado además de ayudar a encontrar quien más escribía.

Todo era más fácil con él.

—Siento si estoy preguntando demasiado, sé que no te gusta mucho hablar. Lo siento. — se disculpó mientras se levantaba y se dirigía a la puerta.

Wanda sintió una opresión en su pecho. Sabía que su madre se sentía mal, y no quería que fuese así.

—No se quien es. No...me puede gustar alguien que no se quien es —soltó en un susurro mirando la cama y sintió como su madre se sentaba a su lado.

—¿Sabes que se lo de las cartas? —preguntó la madre y Wanda asintió.

—No había otra razón por la que hubieras preguntado eso. —susurró de nuevo mirando la cama mientras abrazaba fuertemente la almohada.

—Lo siento por leerlas. Es que son muy...bonitas. Quien las haya escrito te quiere de verdad. —aseguró Natalya y Wanda dio una pequeña sonrisa que no salió desapercibida por su madre.

—Me gustaría saber quién es. Pero...me da un poco de miedo el después. ¿Qué...? —se quedó callada, no sabía cómo seguir la pregunta.

—¿que haría cuando lo supieras? ¿Eso te da miedo? —preguntó suavemente la madre y Wanda asintió. — podría intentar hablarle. Quizás con ella te abres más que con cualquier otra persona.

—¿Crees que querría?

—Cariño, lleva enamorada de ti seis años y nunca habéis mantenido una conversación decente. Claro que querría, créeme que ella habrá imaginado esa conversación una y otra vez.

Wanda dio una pequeña sonrisa de nuevo. Puede que tuviera razón.

Está abrió el cajón y sacó la carta que le había dejado ese día para extendérsela a su madre.

—Puedes leerla. — comentó Wanda y la madre le sonrió feliz ante la confianza.

La madre tras leerla con una sonrisa en su rostro miró a Wanda .

—Está chica escribe cosas muy bonitas. Espero que sepas quien las escribe y hagas lo que tu corazón te diga. —habló Natalya con una sonrisa a su hija y se levantó. — voy a preparar la cena, ahora te llamo. Y me alegro de a ver tenido una conversación contigo, me hace muy feliz saber que tienes esa confianzas en mi.

Wanda no pudo evitar sonreír.

Sin duda había sonreído más en el último mes que en todos estos años.

Y todo gracias a esa chica misteriosa.

Esperaba que pronto supiera quién es.

Cartas a Wanda Maximoff (Wandanat)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora