Y noche tras noche contemplaba el techo de mi habitación. Me tumbaba boca arriba y lo miraba como si, a través de él, pudiera ver el cosmos. Estudiaba arduamente los trazos de pintura mal acabados sobre mí, intentando que estos me dieran la solución a mis problemas, o almenos consuelo para sobrellevarlos. Pero era en esos momentos de frenazo cuando nada podía animarme. Por qué al fin y al cabo, solo huía y intentaba no pensar en el dolor.
Pero noche tras noche, contemplando el techo de mi habitación, daba la impresión de que todo el tiempo que había corrido no me había alejado de ese dolor, y en cuanto me paraba a contemplarlo a él y a los trazos de pintura mal acabados sobre mí... El dolor volvía.
Noche tras noche en las que nadie me podía acompañar, abandonaba el mundo unos minutos antes de caer rendida en los brazos de morfeo. Pensaba sin pensar, esperando que el universo me respondiera. Y noche tras noche; no me gustaba la respuesta.
Noche tras noche contemplaba el techo de mi habitación. Algunas veces rezando a un Dios que no sabía si oía mis palabras. Otras preguntándole al cosmos si algo tenía sentido. Y otras muchas noches simplemente moría en vida, tras haber huido sin éxito de mis sangrantes heridas.
Noche tras noche, la noche ya no me distinguía.
Noche tras noche yo ya no me reconocía.
Noche tras noche, la luna me rogaba precaución.
Y noche tras noche....
Contemplaba el techo de mi habitación.
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Poemas De Una Mente Cansada.
PoetryPoemas nacidos de una mente cansada en el momento en que no tenía otra cosa a la que aferrarse.