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Dos de la mañana y yo sigo despierto.
Espejo en la pared, tablones en el suelo.
Mirada soñadora hacia un frío techo.
Deseos de una vida atrapados en el lecho.
Dos de la mañana y yo sigo en vela.
El difusor desprende un olor a citronella.
Cansada y harta de mirar las sabanas de tela.
Cansada y harta de pensar que no pude ser ella.
Dos de la mañana, mi sueño no despierta.
Analizada está la madera de mi puerta.
Pegada a la pared, de par en par está abierta.
Pertrechada en ella una pequeña y fría grieta.
Tres de la mañana y mi alma volando...
En las frías calles donde muero esperando.
Pues mi cuerpo sigue dentro, dentro soñando.
Mientras mi cabeza se me sigue escapando.
Cuatro de la mañana y mi alma cansada.
No aguantará alguna otra madrugada.
Cada noche se ve más desesperada.
Cada noche escapa, más disociada.
No puedes dejar que se quede marchitada.
¿No osaras creer que no se siente amada?

Poemas De Una Mente Cansada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora