Cristales

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Y tomé su vida en mis manos y la destrocé contra el suelo.

Se rompió, se rompió en un millar de cristales como si de una copa de vidrio se tratara.

Es mi culpa, sé que fue mi culpa.

Al fin y al cabo era una niña que no tenía como defenderse. Una niña estúpida y malcriada que, desde su burbuja de felicidad, pensaba que el mundo todavia tenia solución.

Que ilusa.

Nunca olvidaré como se partió contra el suelo cuando la lancé.
Como sus lágrimas insípidas se hacían indistinguibles entre los cristales rotos.

Casi me sentí mal por hacerlo.

 
Pero no tenía otra opción.
Era una niña tonta de la que me avergonzaba en ocasiones. Hacia cosas que, aun hechas con ilusión, me estremecían.

 Y todos empezaron a darse cuenta.

Creo que por eso tuve que matarla.
En el fondo no quería hacerlo, pese a que me avergonzase o retrasase, la quería.

Y ahora existe solo en mi memoria.

 
No hay ningún dia que deje de pensar en ella.

Pero tarde o temprano el brillo de lo que es mata a la sombra de lo que fue. 

La quería.

Y ya no queda casi nada de ella.

Pero tarde o temprano, siempre tenemos que crecer.

Poemas De Una Mente Cansada. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora