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Roier POV

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Roier POV

- ¡Eres un pendejo grandísimo! - Me insultaba sin parar boca abajo, mientras un par de lágrimas empapaban la almohada. - ¿¡Cómo vas a acercarte así como así!? ¡Solo tremendo imbécil haría semejante pendejada! - Que podía decir, había sido todo un pendejo.

Una cosa es haber aceptado que te gusta el vecino, que ya es como parte de tu familia, bueno, un poco más que eso, ¡Pero otra cosa es lanzarte encima de él sin siquiera haberle dicho "te amo" sin que sea joda! Y lo peor, se dio cuenta. No podía estar más avergonzado con Cellbo que ahora mismo, si vuelvo a ver esos ojos azules juro que voy a correr más de diez kilómetros con tal de no tener que hablar al respecto.

- ¿Hermanoier? - Escuché desde el otro lado de la puerta, luego de un par de golpes. Era la inconfundible voz de Bobby, no estaba en mi mejor momento ahora mismo, pero cuando Leo no lo influenciaba demasiado, era todo un ángel caído del cielo. - ¿Estás bien?

- No. - Respondí, mi voz estaba algo quebrada y ronca debido a los gritos, y a llorar.

- ¿Puedo pasar? ¡Psicolobobby te ayudará! No quiero que mi compañero de aventuras esté triste. - "Psicolobobby" era el término que el mismo se había inventado para cuando alguien en la casa no ha tenido el mejor día, es tan inocente y amable que sorprendentemente funciona.

- Claro que puedes. - Abrí la puerta con cuidado, mi cara debía estar roja y mojada.

- Te ves como si tuvieras la peor alergia del mundo, eso está muy mal. - Dijo dando dos pasos adentro de mi habitación, mientras que yo cerré la puerta. - Por favor, tome asiento, señor De Luque. - Imitó una voz más madura y neutral, yo solo me reí un poco ante esto, era muy tierno cuando tomaba ese papel.

- De acuerdo, doctor. - Respondí con algo de drama, me recosté en mi cama y voltee a verlo, el me miraba a mí, luego acomodó su par de lentes imaginarios y me miró.

- Dígame señor, ¿Qué es lo que lo molesta el día de hoy? - Esto era parte de su "charla psicolobóbbyca", donde nos hacía preguntas sobre que nos había hecho sentir así.

- Bo... Perdón, psicolobobby, ¿Todo lo que queda entre las charlas en confidencial? - Intenté hacer mi pregunta lo más naturalmente posible, de verdad lo último que quería era estar aguantando a mi hermana, junto con mis padres, y muy posiblemente a Bolby también.

- Son cien por ciento confidenciales, sería una pendejada andar contándole de mis sesiones a cualquiera.

- ¡Cuida esa boca! - Exclamo sin poder evitarlo.

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