Durante las aclamadas vacaciones de verano, Cellbit de la noche a la mañana se mudó, fue una gran sorpresa para él ya que no había prestado atención a sus padres cuando le notificaron de ello. Al llegar conoce a Roier, un joven de su misma edad que...
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Roier POV
Cuando las aburridas y agobiantes charlas de los profesores junto con el inicio de sus temas para el trimestre, finalmente nos liberaron a la tan esperada salida. Me quedé un par de minutos junto a mis amigos, poniéndonos al tanto de todo. Ahora iba de camino a casa, a mis hermanos los buscaba mi dad, y yo me iba a pie, me daba tiempo para estirar las piernas, y para despejar mi mente.
Claro que la ansiedad por lo que sucedió hace un par de días me carcomía por dentro, pero el frío aire de comienzos de Septiembre era bastante relajador, aunque no pudiera dejar de sentirme observado de cierto modo, pero solo podía retenerme a caminar, no quiero que me vean raro.
Eso hubiera pensado si no hubiera visto una sombra de alguien mucho más alto que yo que caminaba detrás mío, con un peculiar gorro de osito, se notaba por sus orejas redondas. Y entonces mis neuronas hicieron contacto y recordé ver a alguien colocándose un gorro de osito antes de salir del colegio.
Ese tipo raro con complejo de osito bimbo que entró a clases hoy. No tengo nada en su contra pero, sinceramente me da escalofríos.
- Buenos días. - Escuché de él, era muy educado al parecer, pero me da miedo. Salté un poco del susto que me dio. - ¿Eres Roier De Luque? ¿O me estoy equivocando?
Volteé hacia su dirección, y de cerca es aún más aterrador. Sus ojos grises parecen no tener brillo, y su piel pálida es tan unicolor que parece que se maquillara, solo pude tragar en seco y responder. - S-si, soy yo. El único e inigualable.
- ¿Qué haces? - Preguntó tan neutral pero a la vez tan alegre, en su cara estaba pintada una sonrisa espeluznante casi siempre.
- Caminando a mi casa, al igual que tu ¿cierto? - Esto es lo mejor que podía hacer, actuar como si no quisiera salir corriendo a mi casa y enterrarme bajo tierra.
- Así es. - Luego de eso, llevó su mano derecha a su boca para tapar una risita, que sonaba como un audio en repetición. - Dime ¿Qué te gusta hacer, Roier?
- Me gustan los videojuegos, las manzanas, y pintar con acuarelas. - Reí nerviosamente como un intento de sonar amable y no interrogado.
- Fascinante. - Aplaudió un poco y ensanchó aún más su sonrisa, cerrando sus ojos. Luego volvió a la normalidad. - A mi me encantan los documentales y la poesía. La última es uno de mis pasatiempos favoritos, de hecho, podría hacer uno sobre ti en este momento, Roier. - De acuerdo, este tipo es escalofriante.
- ¡No es necesario! ¡Gracias, pero me tengo que ir! - Agradecido con el de arriba al haber llegado a mi casa. - ¡Adiós, Cucurrucho! -. Crucé la calle a un paso apresurado, y al llegar al otro lado pude ver como se despedía con la mano mientras me sonreía.
