Retazos del pasado

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Capítulo 15

La verdad, es la única mentira que nunca ha sido descubierta.

Francisco Gago Nieto.

Daphnet se estaba demorando demasiado en el baño

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Daphnet se estaba demorando demasiado en el baño.

—Elías, ¿escuchaste las páginas que nos mandó a estudiar la señorita Clara?

—No.

Aquella rubia no dejaba de romperme las pelotas con sus preguntas cada diez segundos. No podía comprender su nivel de paciencia, yo ya me hubiera cansado de intentar llamar la atención.

Sentí un golpecito ligero en el hombro y giré la cabeza hacia la chica molesta. Me había lanzado una bolita de papel.

—¿Qué tienes, diez años?

—Daphnet se ha demorado mucho, ¿no crees? —me preguntó en susurros.

—¿Y eso que te importa? —le repliqué sin medir el tono de mi voz, consiguiendo que Clara parara de escribir en el pizarrón y se girara hacia nosotros.

Lo que menos necesitaba ahora. Muy bien hecho Elías. Cagándola como siempre.

Daphnet me iba a regañar por esto.

—Elías, esto no es una clase de adolescentes de preparatoria, y mucho menos niños. Agradecería que mostraras un poco más de madurez y no interrumpieras mi clase. O por el contrario, tomes la puerta y te vayas, porque creo que los demás si que quieren graduarse.

La morena bonita se veía claramente enfadada mientras me fulminaba con sus ojos marrones. Todos en el gran salón ahora tenían su atención puesta en mi.

Aunque bueno, a eso ya estaba acostumbrado.

—Lo siento señorita Clara —sonreí seductoramente intentando que ese ceño fruncido desapareciera. No debía ser tan difícil, aunque tampoco me gusta subestimar a las personas, podría ser una pequeña fiera cuando se trate de su trabajo —. No volverá a suceder.

Mi profesora simplemente me ignoró y se giró hacia la pizarra para volver a escribir. Que amable. Recibí una amenaza, me disculpo y ella me ignora.

—Lo sient...

—Te vuelves a disculpar y te arranco la lengua —le dije amenazante. No quería volver a escuchar una palabra más de aquella chica.

No volví a escuchar la voz de Vic en los diez minutos que restaron de clase. Tampoco me había girado a mirarla ni una sola vez. Me había sumergido completamente en mis pensamientos, hasta que no pude contener más la ansiedad que me estaba causando no tener a mi hermana alrededor. Me levanté de la silla y salí del aula con prisa.

Llegué al baño en cuestión de minutos, y me paré frente al de mujeres. Dos chicas se me quedaron viendo con cara de susto cuando salieron por la puerta y me vieron parado en la misma.

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