Capítulo 32
No había forma. Por más fuerza que ejerciera no encontraba la manera de romper las cadenas con las que me habían atado. Incluso comenzaba a sentir un poco de ardor en la piel, se me encarnaban como uñas en los dedos. Si no fuera un vampiro, seguramente dejarían cicatriz.
Abrieron las puertas. La sensación de reconocimiento seguía vigente en mi cabeza. Rith, esa chica tenía la mirada de Elías. Parecía una completa locura, pero no podía dejar de pensar en eso al verla. Incluso tenía su pecas. Lo único que la salvaba era que sus rasgos eran mucho más femeninos y afilados, su nariz era más pequeña y sus sonrisa daba la sensación de ser más ancha, además de tener el pelo negro, pero tenía pecas. Esas pequitas que llenaban la cara de mi hermano como estrellas formando constelaciones, ella también las poseía.
No podía ser tanta coincidencia.
¿O sí?
Es que, quitando todos los rasgos, con solo mirarla a los ojos notaba el parecido. Es mi hermano, sabía de lo que hablaba ¿Cómo no voy a reconocer la semejanza en su mirada?
Definitivamente mi mente me estaba pasando factura.
—Oye —me susurró la bruja asiática. Rith me había cargado en su hombro. No tenía un cuerpo ancho ni nada por el estilo, así que iba bastante incómoda. Tenía su hombro incrustado en el estómago, por lo que hacía muecas de vez en cuando—. Sé que Rith es preciosa, pero no te lo aconsejo. Es más recta que una flecha.
—¿Qué coño dices? —del tiro logró sacarme del trance.
—Te la has pasado mirándola.
Guardé silencio pensando en mi respuesta. Sonaría algo estúpido decir que parecía el doppelganger femenino de mi hermano mayor. Y estaba demás mencionar el elefante en la habitación.
¿Cómo carajos se trasformó en Káliz?
—No hace nada me apuñaló y por poco me saca las tripas. Como para no mirarla, ¿no crees?
No me respondió. Me parecía algo bastante infantil preguntar eso en las condiciones en las que estaba, pero tampoco esperaba que sintiera empatía o algo así por mi.
—Cállate, Shanon —le ordenó Rith.
Hasta ahora solo habíamos caminado por la carretera abierta (bueno, yo iba a cuestas), hasta que noté un cartel con el nombre de Rasquill escrito en letras enormes, señalando la entrada del famoso pueblo. Esperé algo más, siniestro por así decirlo, pero era bastante normal. Lo que no entendía es porque no habíamos entrado con el coche.
Caminamos durante unos minutos más, hasta que se metieron en una casa de puertas enrejadas. Yo lo veía todo al revés así que tampoco abarcaba mucho con mi campo de visión en ese momento. Escuché el sonido de las rejas abriéndose y observé un camino de pequeñas flores rojas y amarillas que guiaba hasta el portal de la casa. Subieron tres escalones y quedaron frente a la puerta. Pensé que entrarían sin más, pero Rith dio dos toques en la madera.
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Witchblood
Vampiro(Primer libro de la Saga Ojos Malditos) Dicen que todas las familias tienen una manera distinta de funcionar. Cada una tiene su propio mecanismo, sus propios hilos, su propia escencia. Cada familia tiene su propia estructura y su categoría. Ninguna...