La burbuja debe explotar

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Capítulo 23

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Capítulo 23

Normalmente la oscuridad no me generaba ningún temor, al contrario, me satisfacía encontrarme en ella. Era como mi lugar seguro. Un sitio donde podía ser quien yo quisiera ser, hacer lo que quisiera hacer, irme a lugares recónditos de mi cabeza y volar y volar.

La oscuridad me entendía.

Pero esta oscuridad me era desconocida, no veía mis propios pies. La inestabilidad de mis pasos se conectaba con la de Zayn, que me guiaba a través de ella aún sin tener visión alguna tampoco.

Iluminamos el oscuro sendero con la linterna de nuestros móviles cuando recordamos que los teníamos encima, pero tampoco lográbamos abarcar mucho. Era como un pasillo largo, desconocido y sin salida, o al menos eso nos parecía. Nunca pensé encontrarme con un túnel debajo de la tierra, pero tampoco nada de lo que estaba ocurriendo, así que no me pondría a pensar en eso.

Mientras más avanzábamos, más sentía que aquel agujero nos estaba tragando de alguna forma. A penas y podía sentir el oxígeno circular alrededor de nosotros.

—¿A dónde crees que nos lleve este lugar? —preguntó Zayn.

—¿Me lo preguntas tú? Has estado en este pueblo mucho más tiempo que yo —respondí perpleja. Por más que camináramos, no sentía que avanzáramos a ningún lado.

—Ya les envié un mensaje a los de afuera, pero aquí no hay cobertura. Creo que no les han llegado.

—Espera —vislumbré una pequeña llama a algunos metros de distancia. Era a penas visible, pero logré captarla— ¿Viste eso?

—Si, creo que si —apresuró el paso y yo le seguí.

La oscuridad de la cueva nos dejó atrás cuando nos adentramos en lo que parecía ser una prisión. Hileras de barras de metal colocadas estratégicamente una al lado de la otra para hacer alusión a una celda. Salían desde el techo de tierra y se enterraban en el suelo de este, dejando una espacio semicircular entre ellas donde cabían al menos dos personas. Las paredes estaban iluminadas con antorchas de acero. Las llamas eran bastante tenues, por lo que no habíamos logrados verlas desde una distancia larga.

El pasillo de la prisión era el final del túnel, ya que podíamos ver que no tenía salida más allá. Solo podríamos volver por donde habíamos llegado.

—¿Qué es esto? —susurré pasmada mientras caminaba examinando las celdas—. Es escalofriante.

—No tengo idea, pero no quiero seguir aquí —respondió erizado de pies a cabeza. Zayn se notaba nervioso desde que nos habíamos metido, casi no había emitido sonido alguno.

—¿Eres claustrofóbico?

Su cuerpo se tensó al escucharme y yo maldecí internamente para no ponerlo más nervioso aún. Era lo que me faltaba.

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