Familia problemática

129 21 1
                                    

Capítulo 24

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Capítulo 24

No, en serio. Alguien máteme.

—¿Quién es ella? —preguntó Morgan detrás de Mell en alguna esquina de la habitación.

Todos habíamos quedado en shock por la presencia de aquella tipa ¿Cómo diantres había entrado en este sitio? ¿No se suponía que nadie podía entrar porque tenían una protección de alto nivel y blah blah blah, más explicaciones de Káliz que no entendí porque no sé nada de magia.

—¿Cómo mierda entraste aquí?

—Los cazadores no son tan hábiles como se creen —se encogió de hombros con una actitud despreocupada—. Imaginé que estarías aquí, aunque esta vez no vine buscándote, linda. Vengo por asuntos personales. Aunque ahora que te veo, mataré dos pájaros de un tiro —hizo la figura de una pistola con su mano y fingió un disparo hacia nadie en específico.

No bajaría la guardia, pero de alguna manera sabía que decía la verdad. Además, ya me demostró que no me haría daño. Pero no entendía para nada a esta chica. Sus razones para enseñarme lo del bosque nunca las descubrí porque terminó marchándose.

—¿Puedo matarla? —preguntó Elías.

—No —me apresuré a decir y escuché la risa de Giselle—. Ella sabe de la maldición, recuerda que me enseñó las escrituras del bosque.

—¿Maldición? —repitió papá.

—Lo que faltaba —Expresó el pelirrojo hastiado mientras se alejaba de papá.

—Estás en aprietos, Dafi ¿Qué tal si me acompañas y dejas que el pelirrojo le explique todo a su papi?

—Daphnet no irá a ninguna parte contigo.

—¿Me explican a qué se refiere esta jovencita con maldición?

—Papá no es el momento —interrumpió el pelirrojo a nuestro padre—. Y tú, niña rara, ¿porqué eres tan jodidamente inoportuna? ¿No pudiste aparecerte en otro momento?

No tardó en aparecer alguien más en la puerta principal. Mikhail lucía agitado mientras miraba a Giselle parada como si nada en la habitación.

—Estás aquí —aquello sonaba como si necesitara repetírselo a sí mismo.

Mikhail y Giselle pertenecían a la misma familia. No tenían parentesco al parecer, ya que el apellido de la castaña era distinto, pero alguna historia compartían. No era normal toda esa tensión que los envolvía.

Ella no le respondió. Volteó de nuevo en mi dirección y me volvió a sonreír como normalmente hacía.

—Ya sabes de la maldición al parecer.

—No gracias a ti.

—No comparto esa opinión —la maldita hizo un puchero—. Si yo no te hubiera mostrado las escrituras del árbol no hubieras venido a la cede de los cazadores.

WitchbloodDonde viven las historias. Descúbrelo ahora