(Primer libro de la Saga Ojos Malditos)
Dicen que todas las familias tienen una manera distinta de funcionar. Cada una tiene su propio mecanismo, sus propios hilos, su propia escencia. Cada familia tiene su propia estructura y su categoría. Ninguna...
¿Un cuchillo de doble hoja? O ¿Un mentiroso sin corazón?
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Cuando abrí los ojos, visualicé la luz de las bombillas en el techo de la sala directiva. No era molesta, pero me sentía un poco aturdida. Imaginaba que fuera normal, había estado levitando fuera de mi cuerpo después de todo.
Que extraño se sentía pensar en aquello como algo normal.
Me levanté con lentitud y miré a mi alrededor con cautela. No había nadie. Seguía exactamente como la habíamos dejado.
¿Cuánto tiempo había pasado?
—¡¿Giselle?! —exclamé a la nada, no la veía por ningún lado ahora. ¿No se suponía que su cuerpo también estuviera aquí?—. ¿Desapareció?
Bueno, no podía esperar menos. Pero al menos pudo haberme explicado que carajos era lo que había visto. No había entendido nada ¿No se supone que me iba a aclarar mis dudas? Esas putas escrituras no me dijeron absolutamente un carajo.
Pero, la imagen que me mostraron...
Tenía que averiguar más.
—Y ya se exactamente como lo haré —dije mientras salía de la dirección y empezaba a caminar por los pasillos.
Fui hasta mi clase de Historia buscando a Elías, pero no tenía idea de si todavía estuvieran ahí.
Joder, debía estar muy preocupado, me desaparecí por un buen tiempo. Me esperaba una buena riña cuando lo encontrara. Pero al menos ahora tenía una pequeña pista de lo que iba a hacer.
Aunque sus palabras me seguían carcomiendo la cabeza. Pero debía centrarme por ahora en hablar con mi hermano.
Un paso a la vez, era lo único que se me ocurría repetirme en la cabeza para mantenerme calmada ante toda esta situación.
Llegué al salón de clases y abrí la puerta para pasar adentro. No me había parado a pensar en una excusa por pasarme casi toda la hora en el baño, ya me inventaría algo si me preguntaba Clara.
Pero al pasar a la clase, me encontré la última escena que se me habría pasado por la cabeza.
Mi hermano tendido en el suelo inconsciente, con su cabeza en el regazo de Zayn, el cual estaba sangrando con una mano apretando su cuello.
Él aula vacía.
Y una ¿serpiente?, siseando insistentemente a unos metros de ellos.
