Respuesta ambigua

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Capítulo 9

No deberíamos subestimar la volubilidad del carácter humano. Todo lo que parece no siempre es, y a veces todo lo que piensas, puede ser peor.

Las apariencias engañan, y las palabras seducen. Aprende a diferenciar a quien debes seducir, y a quien puedes engañar.

Si no encuentras respuestas, créalas tú mismo.

Intenté, de verdad que traté de mantenerme tranquila cuando pasé por aquella puerta, pero a veces las emociones simplemente no van de nuestra mano

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Intenté, de verdad que traté de mantenerme tranquila cuando pasé por aquella puerta, pero a veces las emociones simplemente no van de nuestra mano.

Se adelantó a mis pensamientos más racionales. Y a mi hermano. Cuando vi aquellos ojos oscuros, la impotencia se apoderó de mi de la manera más desastrosa.

—Da...

—¡La puta que te parió!

Me abalancé sobre Káliz agarrándolo por el cuello de su camisa. Tropezamos de manera torpe por el movimiento casi desesperado que había hecho y caímos sobre una mesa que tenía detrás, quedando yo a horcajadas sobre el. Su rostro se mantenía risueño, como si no lo hubiera estampado contra la caoba dura. Expectante y confiado, como un río claro. En ese momento era la persona más transparente que había visto. Podía visualizar claramente sus emociones, pero no quería confiar.

No debería hacerlo.

Muchas horas antes...

Habíamos logrado salir del bosque con la ayuda del chico encapuchado. Le dejamos aturdido de preguntas durante toda la caminata, que por alguna razón, había sido más corta de lo que pensábamos.

Su única explicación <<o más bien respuesta ambigua>> había sido, "el les explicará". Obviamente no estaba contenta con sus vacilaciones, pero era el único que nos podía sacar de aquel bosque.

Ya estábamos sacando de todas formas nuestras propias conclusiones, y todas eran sobrenaturales.

Llegamos a la carretera y sentimos un gran alivio recorrernos. Al fin estábamos en la civilización. Mi hermano aprovechó para ver si tenía cobertura en el móvil <<que tampoco había en el maldito bosque>> y llamó a nuestra madre.

—Estamos bien ma, nos quedamos sin cobertura, yo...—podía escuchar la voz de nuestra madre. Y no sonaba feliz.

Bueno eso era normal, sus hijos habían estado, ¿por cuantas horas estuvimos allí?, suponía que unas cuantas. De manera disimulada intenté mirar el rostro del chico encapuchado. Esa especie de máscara que cubría prácticamente todo su rostro lucía bastante asfixiante. Quería quitársela por pura satisfacción, parecía tener mucho calor con esa cosa. Además, tenía una capucha del mismo color cubriendo su cabeza, añadiéndole la sudadera y unos pantalones largos de mezclilla.

Definitivamente merecía quitarse eso , se iba a ahogar. No es que estuviéramos en una época muy fresca. Es cierto que el bosque tenía un ambiente muy húmedo y agradable, pero no para ir vestido de esa forma.

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