E L E M E N T A L S

DIECISIETE

—Hyunjin ¿podemos hablar? —la madre de este lo miró regalándole una sonrisa hasta que lo vio bajar la cabeza —no tienes por qué ponerte así, me contarás qué pasa.

—Yo realmente lo amo —dijo viéndola.

—¿Lo amas?

—Sí.

—¿A quién amas?

—Amo a… Amo a Jeongin.

—Si eso dicta tu corazón entonces se feliz, mamá siempre estará contigo —le dio un beso en la frente y lo dejó solo en ese gran pasillo.

Se sentía confundido, hace rato se sentía feliz en estar por fin con su enlazado pero al ver a Felix y verle sus preciosos ojos garzos todo le resultó confuso —Debo disculparme con él por lo del otro día —se fue a su habitación mientras pensaba cómo decírselo.

[...]

—¿Dónde has estado? Me tenías preocupado, ni siquiera me habías puesto un mensaje —Felix daba vueltas en su habitación mientras sostenía su teléfono cerca de
su oído, estaba regañando a Jisung.

—Perdóname, Lix. Hubo un pequeño problema, pero mira ya te llamé.

—¿Problema? ¿Estás bien?

—Lo estoy pero yo debería preguntar eso, lo siento mucho debí retenerte y no dejarte ir.

—No es tu culpa, fue lo mejor. Hablemos después, tengo que ayudar a mi madre a empacar.

—Te llamo luego.

¿Qué paso realmente en ese encuentro? Para saber, volvamos a ese día:

6:30pm

—Debí imaginarlo cuando ella me dijo sobre ti, lo dudé, pero veo que es cierto —dijo Jisung.

—Vienes con mucha seguridad —dijo el pelinegro —claro ¿Cómo no? Siempre serás ese niño asustadizo que llora por todo —elevó su espada y se dirigió a él —Sabemos
que no tienes escapatoria —sus ojos se mezclaban con la oscuridad mientras se dirigía hacia el chico.
—Vade in quo vocaverunt te et dimitte illis nuntium ad me Video omnia (Ve a donde te
llamaron y déjales un mensaje por mí, YO LO VEO TODO) —no había rastro de esos bellos ojos cafés, eran como un pozo totalmente negro. Después de decir esas
últimas palabras, se retiró del lugar no sin antes agarrar la espada.
Jisung caminó lo suficiente para llegar al Este y ya estando allí caminó hasta donde
estaba ella e ignorando a todos los presentes, abrió las grandes puertas viéndola sentada.

—Fue fácil, no me sorprende viniendo de ti Madre.
La sorpresa de la mujer fue grande al verlo en la entrada mientras sostenía la espada. —Mandar a tu ex esposo a matar a tu propio hijo... eso es caer muy bajo madre ¿Por qué deseas tanto matarme? ¿No te conformaste con lo que me hiciste desde pequeño?

—¿Por qué todavía lo preguntas? —contestó la mujer —cuando me enteré de que estaba embarazada de ti, fui feliz, no sería la única en la familia en no tener magia en
su interior pero tiempo después supe que no eras igual que los otros niños y tú lo confirmaste al decírmelo. Quería respuestas pero solo hice que te volvieras el centro
de todo —su sonrisa era macabra a cierto punto, se podía notar que su estado mental no era bueno —No podía permitirlo.