En los cielos brillaba su fulgor dorado,
un chico al que llamaban estrella,
su sonrisa radiante, su talento alado,
pero ocultaba una tristeza, una pena bella.Todos lo veían como un ser de luz,
un destello en la oscuridad del olvido,
pero solo él sabía que era su cruz,
una batalla interna, un amor perdido.En silencio, el dolor lo consumía,
las lágrimas en sus ojos arreciaban,
una sombra constante en su día a día,
y en su corazón, los sueños se marchitaban.La fama y el aplauso no podían llenar,
el vacío profundo que sentía en su ser,
nadie veía la tristeza que lo hacía sangrar,
cada noche se hundía más en su amargo ajeno querer.Las estrellas en el firmamento lloraban,
al ver su alma apagarse con desesperación,
el chico en silencio su tristeza guardaba,
mientras el mundo admiraba su seducción.Nadie se percató de su batalla oculta,
ni de los mensajes desesperados en su arte,
la soledad y el dolor surcaron su tumulto,
hasta que un día decidió despedirse y partir al más allá.En su habitación, encontraron sus letras,
palabras cargadas de tristeza y agonía,
nunca supimos realmente cuánto sufrió el poeta,
hasta que en la oscuridad de la noche decidió morir un día.Hoy es silencio lo que nos queda de él,
las promesas rotas y los suspiros en el aire,
una estrella que brilló, mas ocultó su anhelo cruel,
y se sumergió en un abismo en el que nadie pudo ya salvarle.Que su historia nos enseñe a mirar más allá,
a no quedarnos con la superficie que engaña,
y recordar que, tras la sonrisa, hay un corazón quebrar,
que todos podemos convertirnos en el faro que ilumina nuestras mañanas.Si descuidás a una estrella, tarde o temprano terminara apagándose sin dejar rastro alguno.
-Dayn