El remanente

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Después de todo lo ocurrido en Circus Baby's, el tiempo trascurrió muy rápido en la casa. Clara no era capaz de gestionar la pérdida de nuestra hija y yo no supe explicarle que ella en realidad seguía viva. En su lugar, le dije que estaría ausente por un tiempo, pues quería mejorar el sistema de seguridad y cambiar el rumbo al que estaba orientado el restaurante. Vi el dolor en sus ojos cuando me escuchó pero, como siempre hacía, me dedicó una sonrisa y un "lo que tú necesites, cariño" antes de que saliera de esa casa por última vez.

Descubrí en el compartimento de Baby que el fluido verduzco fue producto de una mezcla entre el alma de Ellie y el propio cuerpo del animatrónico, los cuales, fusionados, han hecho que mi hija tomara su cuerpo para mantenerse con vida. Mi hija seguía atrapada en ese cuerpo y, al estar en una estructura de metal, se podría considerar que viviría para el resto de la eternidad.

Mi hija no fue asesinada, fue liberada de su prisión de mortalidad y estaba en mi deber investigar sobre aquello, pues había encontrado mi propósito en esta vida, y era hacer de mí lo mismo que hice con ella. Sería inmortal, podría vivir eternamente y, a partir de ello, aprender a crear vida artificial tomando como base lo que yo llamé remanente.

Mi pequeña Ellie falleció con un motivo, era un mensaje hacia su padre para abrir los ojos a un mundo que solo consideraba posible en la ficción. Este descubrimiento no lo había comprendido hasta semanas después de haberme encerrado en Circus Baby's a investigar sobre el fluido, que fue cuando, tras semanas de pasarme día y noche sin dormir, apenas alimentándome a base de obleas y bebidas energéticas, que mi Liz se volvió a comunicar conmigo después de aquella última vez, cuando había visitado la pizzería tras el incidente.

Por otro lado, tenía que continuar con mi proyecto tapadera, el cual se basaba en una compañía que enviaba personajes a domicilio para celebrar el cumpleaños de sus hijos en cualquier lugar. Lo quise llamar Circus Baby's Entertainment & Rental, en honor a Elizabeth.

—¿William?

Una voz masculina proveniente de la entrada del restaurante se escuchó por todo el local, confirmando que era Henry quien llamaba mi nombre unos segundos después de subir a la planta baja para atenderle.

Me extrañó verle allí una semana después del funeral de mi pequeña, pero lo que más me sorprendió fue que, a pesar de todo lo que había ocurrido en las vidas de sus amigos más cercanos, podía seguir encontrando aquel brillo tan característico en sus ojos que rezumaban vitalidad. Aquello hizo que mi estómago se retorciera y reprimí una arcada, empezaba a ponerme enfermo verle tan feliz siempre, como si todo lo que nos hubiera pasado a Murray y a mí no le hubiera afectado en absoluto.

—¿Qué quieres, Henry?

Una sonrisa incómoda se dibujó en su rostro mientras desviaba la mirada al restaurante, completamente oscuro y lleno de polvo.

—Fui a buscarte a tu casa para ver si necesitabais ayuda con algo, pero Clara me dijo que llevabas aquí desde... Bueno —se aclaró la garganta, tratando de buscar las palabras adecuadas para continuar con su discurso—. Clara me dijo que no sabía de ti desde hace semanas, así que me pidió que viniera por aquí para ver si estabas bien.

Eso último se sintió como un puñetazo en el estómago, mis puños se cerraron a ambos costados de mi cuerpo mientras trataba de detenerme de darle una paliza. En esos momentos, mirando a Henry, algo en mi cabeza hizo click de nuevo, mi vista comenzó a distorsionarse y, por primera vez en toda mi vida, mis deseos de asesinar a ese hombre hirvieron por mi sangre y se asentaron en mi cerebro.

Pude sentir mis mejillas comenzando a arder de ira a medida que el gesto en Henry cambiaba, no sonreía, estaba verdaderamente asustado. Dio un pequeño paso hacia atrás, tratando de alejarse de mí para evitar cualquier conflicto.

Él siempre vuelve [William Afton]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora