Would you reconsider your answer if I wasn't drunk?

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— ¡Angel!

— Princesa... —Él forzó una sonrisa y sostuvo los hombros de Charlie para evitar que lo abrazara—. Felicidades, muñeca, este lugar está a reventar.

— Sí... —Charlie miró por encima del hombro a todos los pecadores y demonios que rondaban el lugar—. Es gracias a Alastor y Vox.

Obviamente que sí.

Esos dos estaban inmersos en uno de sus pequeños juegos, y ahora el Happy Hotel era su lugar de entretenimiento. Charlie estaba siendo muy ingenua al creer que ellos estaban haciendo todo eso por alguna noble intención. Vox, obviamente, había invitado a las celebridades más grandes a la fiesta de inauguración, mientras que Alastor había atraído a toda la nobleza del Infierno.

— ¡Oh! Por supuesto, también es gracias a ti, Angel, —continuó Charlie, arreglándoselas para tomar sus manos, las cuatro y darle un amistoso apretón—. Nuestros primeros clientes son gracias a ti.

Esta chica era demasiada dulzura para una eternidad...

— No te preocupes. Prefiero que estén aquí en lugar de caer en manos de gente como Valentino, —admitió Angel, soltándose ligeramente y luego sonrió de lado—. Puedes estar segura de que traeré más, pero lo que suceda después escapa a mi control, Goldy.

— De todos modos, gracias por permitir que tus pecadores vengan aquí, —insistió Charlie mientras se abrazaba a sí misma—. Ningún otro Overlord ha tenido esa iniciativa y sé que cuento con Alastor y Vox por órdenes de mi madre...

Esta chica no sabía guardar información.

— No te emociones, solo estoy enviando a pecadores que no están hechos para mi área de trabajo pero terminan conmigo en un acto desesperado. —Él rodó los ojos—. Los únicos clientes que atraen ese tipo de trabajadores son de los más asquerosos.

Curiosamente, ayudar a la princesita había sido la solución a un problema que él había estado cargando por bastante tiempo. Angel había tenido un grupo de pecadores que a lo largo de las décadas habían hecho un trato con Valentino y ahora le pertenecían pero que obviamente eran miserables dentro de esa línea de trabajo. Así que Angel tenía pecadores bajo su control que odiaban lo que hacían, y como alguien que había estado en esa situación, Angel estaba más que feliz de deshacerse de ellos. Si lograban redimirse, bien por ellos.

Pero para la princesa, Angel era su principal proveedor y un creyente en su causa. No importaba cuántas veces él le explicara a la joven que el hecho de que no fuera como Valentino no lo convertía en un santo ni en un creyente. Así que siempre terminaba siendo perseguido por Charlie cuando visitaba el hotel.

— Angel Dust, —Rosie pareció aparecer de la nada junto a ellos y lanzó una suave mirada a la princesa—. Espero que no le importe, Su Alteza, pero me gustaría hablar con Angel antes de que su novio lo vea y lo perdamos por el resto de la noche.

— ¡Rosie! —Logró poner distancia entre él y la princesa y ofreció su brazo a la alta Overlord haciendo uso la caballerosidad que su madre le había enseñado en vida—. Me duele que pienses que Vox podría alejarme de ti. —Angel agitó sus dedos en dirección a Charlie como despedida y comenzó a caminar dentro del hotel tan rápido que casi estuvo trotando—. Gracias, gracias, gracias. Nunca sé cómo librarme de ella sin ser grosero. No quiero que su padre me castigue.

Rosie río y le dio palmaditas suaves en el brazo para animarlo.

— Lleva tiempo aprender a lidiar con la realeza, —le aseguró—. Por cierto, me alegra que te haya gustado mi pequeño regalo.

Angel sonrió de lado. El pequeño regalo era un vestido azul con un escote pronunciado que realzaba su figura en los puntos más importantes. La falda tenía una caída similar a una nube esponjosa, ampliándose debajo de sus caderas y recogiéndose por encima de sus rodillas. Patrones idénticos de trazos rojos adornaban la prenda desde los lados, recordándole la frecuencia de audio, con picos altos y bajos. Las líneas rodeaban su figura, pero tanto en la parte delantera como en la trasera había un espacio sin conectarlas. En su cabello, llevaba una rosa roja y un lirio azul a cada lado, unidos por una diadema blanca. Sus brazos turnaban guantes rojo y azul con pulseras del color opuesto en cada muñeca.

Virtue and ViceDonde viven las historias. Descúbrelo ahora