―No le tengas miedo. ― Su voz resonaba en mi mente.
Todo estaba pasando tan rápido que no lograba terminar de entender qué ocurría.
¿Por qué su voz seguía resonando en mi interior?
Mis pensamientos se atropellaban uno atrás del otro intentado hallar alguna respuesta lógica a todo lo que estaba sucediendo. Mi mirada recorrió su rostro, pero se desvió hacia la creciente especie de humo negro que ahora circulaba alrededor de su brazo izquierdo, quién demonios era aquél extraño. Mi corazón subió hasta mi boca, mi respiración entre cortada, sentí como la ansiedad se apoderaba de mi sistema, grandes lágrimas caían ahora sobre mi rostro.
― ¿Quién eres? ―Logré decir con mi último hilo de voz.
Su mirada no me decía nada, sus labios estaban apretados y casi jadeaba de molestia.
―Esto es un fastidio. ―Lo oí resoplar mientras se colocaba de pie.
Yo seguía tirada en el suelo, mis uñas enterradas en mis tobillos, sentía que me iba a consumir la desesperación, y aunque pasaban solo segundos, cada uno de ellos parecía la eternidad. Aquél
humo negro que rodeaba su brazo parecía retorcerse, intentado formar algún tipo de patrón extraño. Nada de esto era natural, en absoluto. Intenté retroceder por reflejo, pero mis piernas estaban débiles, casi me sentía atada a esta situación, sin ninguna salida.
Observé como se quitaba la chaqueta de cuero, dejando aquella bruma negra que le rodeaba totalmente a la vista. Intenté varias veces cerrar los ojos, no deseaba observarlo más, quería imaginar que esto era un mal sueño, que en mi cama aún estaba yo, con algún tipo de libro oscuro que me creo esta pesadilla, pero no era así, cada uno de estos momentos, se sentía extremadamente real.
Cuando aquél humo desapareció en su brazo figuró un tipo de signo, nunca había visto tal símbolo en mi vida, le brillaba, pero era un tipo de luz oscura. Alzó su mano y apareció un tipo de serpiente negra, de un negro tan profundo, que parecía la noche misma, alcanzaba un poco menos del tamaño de él, y tenía dos colas que se conectaban a su cuerpo. Sus ojos rojos me miraron por un momento y sentí desfallecer.
Me arrastré hacía atrás torpemente; intentado escapar, ahora mi sangre se desprendía de mis rodillas y muñecas.
La serpiente escaló por el brazo de donde había provenido, convirtiéndose en una especie de espada, lo último que vi, fue como atravesaba aquella sombra con el arma, y un chorro de sangre negra derramarse por la avenida, su mirada hacia a mí y su sonrisa, después de eso perdí el conocimiento.
Desperté en mi habitación, la luz del sol se asomaba por la ventana dando directamente a la cama, y reflejando sus rayos en mi rostro.
¿Cómo había llegado hasta acá? Lo último que recordaba era estar en una avenida... Los recuerdos cayeron como baldes de agua fría haciéndome estremecer, me levanté de un salto, pero un dolor agudo me hizo sentarme nuevamente jadiando de dolor. Mis rodillas estaban cubiertas de un vendaje blanco, al igual que mis muñecas, me ardía los tobillos y mis uñas estaban manchadas del rojo de mi sangre.
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Valerion: Corona de sombras
Fantasía¿Le temes a la oscuridad? Hay oscuridad incluso en lo profundo de nuestras almas, ¿Cómo podemos escapar de ella entonces? Seraphina sólo es una chica que acaba de comenzar la universidad, pero una serie de sucesos extraños comienzan a ocurrir desde...