INICIACIÓN

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Mi respiración era pesada, estaba en un delirio constante, pero, por más que lo deseaba tanto, no podía sacar de mi mente las veces en las que lo vi deslumbrado por linda, y, además, la idea de que de alguna manera extraña estaba siendo tocada y b...

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Mi respiración era pesada, estaba en un delirio constante, pero, por más que lo deseaba tanto, no podía sacar de mi mente las veces en las que lo vi deslumbrado por linda, y, además, la idea de que de alguna manera extraña estaba siendo tocada y besada por un tipo de «ente» sobrenatural me hacía estremecer.

―Para. ―Sus ojos cayeron sobre los míos, su mirada llena de auténtico asombro.

― ¿Paro? ―Sus manos se mantuvieron en mis muslos, estáticos.

¿Quería que parara? Tal vez no, pero era necesario colocar frenos a este impulso errático que se había disparado en mí.

―Sí, ―solté firme, mientras acomodaba el cierre de mi pantalón.

Árion se levantó de golpe, posó su mano izquierda sobre mi barbilla, obligándome a devolverle la mirada, preví alguna frase sarcásticamente provocadora, pero en cambio solo hubo silencio, sus ojos doblegando a los míos con una sonrisita autosuficiente.

Estaba acorralada, y volvía a sentir mi respiración descomponerse, pero no le daría el placer de verme nuevamente tan indefensa, sucumbida ante sus placeres.

Retiré su mano de mi mentón mientras me bajaba de aquella lavadora, le di la espalda sin mencionar tampoco ninguna palabra.

Entonces, lo oí, nuevamente en mi mente.

No puedes escapar de mí, es querer escapar de ti, y no puedes, serpiente.

Sus palabras me trajeron de vuelta a la realidad, no era humano, aunque se viese como uno, era alguien que simplemente había estado persiguiéndome, que de alguna manera tenía el poder de hablar por telepatía, y que estuvo a punto de estar entre piernas.

― ¿Quién eres?, ¿qué quieres mí? ― Nuevamente esta pregunta, tan simple, tan humana y a la que aún no me había dado respuesta.

―Debes venir conmigo para descubrirlo.

¿Con él? Ni en broma. pero aun así pregunté, tenía esta sed de respuestas.

― ¿A dónde? ―Su sonrisa se agrandó, como si mi respuesta fuese lo que había estado esperando.

―Valerion.

Y así nuevamente desapareció, dejado atrás solo neblina espesa.

#

El despertador chillaba con la ruidosa alarma matutina, se cumplía ya dos meses desde mi inicio en la universidad, y ya un mes desde que Árion había desaparecido sin más.

―Es tarde, te hice el desayuno para llevar, ―gritaba mi madre en el inicio de las escaleras, mientras yo me apuraba a todo lo que podía para llegar a la clase del Señor Barry a tiempo.

―Gracias mamá, ― le di un beso en la mejilla, mientras recibía en mis manos el desayuno empacado.

―De nada hija, hoy doblo turno así que no volveré hasta las tantas de la noche, te dejaré la cena preparada, puedes recalentarla, ―indicó dándome un abrazo.

― ¡Vamos, Seraphina! ― Escuché desde afuera a Martha, con el claxon a todo lo que daba.

―Sí, ―le deposité otro beso a mamá y salí corriendo.

El camino estaba lleno de neblina, el viento helado arrasando con las hojas secas de los árboles. El silencio era profundo y solo interrumpido por el murmullo de la brisa y el crujir de las hojas bajo las ruedas del auto.

Tomé una bocanada de aire, habían sido días realmente tranquilos desde que Árion había desaparecido, pero no podía dejar de pensar en sus últimas palabras, ni en él.

―El trabajo debe ser entregado para el próximo lunes, sin falta, ― pronunciaba el señor Barry acomodándose sus anteojos.

El trabajo de literatura clásica era extenso, y sólo contaba con un fin de semana, me iba a matar el estrés.

―Entonces, yo le dije qué, ―Martha hizo una pausa volteándose hacia mi― Seraphina, ―indicó― Haz estado en trance desde que no vez a ese chico por los pasillos, ¿Me contarás alguna vez lo que ocurrió?

Contárselo...

No le había dicho nada a Martha hasta ahora, aunque sabía que su confidencialidad estaba comprada y sellada con sangre por nuestra amistad, tenía miedo de parecer una loca, ni siquiera para ella, sino, para mí misma.

―Es complicado.

―Sí, ya sé, es complicado, no estás preparada, pero debes sacarlo fuera o te matará, ―suspiro. ― ¿Acaso no confías en mí?

―Claro que confío en ti, eres mi mejor amiga, ―la agarré de ambas manos, este sábado te cuento todo, créeme.

― ¿Promesa?

―Promesa.

Así sería, realmente soltaría por fin todo el nudo que me había generado involucrarme con él, todos los insomnios, preguntas y extraños sueños que había tenido desde que se marchó. Daba igual si me creía yo misma o no, esto fue real, él lo era.

Martha me dejó en casa pasada las ocho de la noche, después de ir a una pequeña cafetería nueva. Intenté abrir con la llave, pero el picaporte giró sin ningún problema, era extraño, quizá mamá había llegado temprano.

― ¡¿Mamá?! ― Grite desde el vestíbulo.

Nada, solo el silencio arropando la casa.

Intenté evadir los pensamientos intrusivos, no había porque alterarse, iba con prisa también en la mañana, seguro había olvidado cerrar con llave.

Sí, eso era.

Me dirigí hasta la cocina, la cena tapada dentro del microondas, la saqué y leí la pequeña nota que había por encima del plato.

«Con amor mamá».

Sonreí, sabía que la sensación de culpabilidad la perseguía desde que crecí, a pesar de todos sus esfuerzos no había podido estar presente en gran parte de mi infancia, y me había dejado con él; con mi padre y sus «problemas» la había culpado gran parte del tiempo también, pero al crecer logré entender que solo era una mamá, esforzándose lo mejor que podía.

Agarré la nota y la coloqué en mi bolsillo, nuevamente entré la comida al microondas esta vez para calentarla, subí las escaleras tatareando la canción mañanera de Martha, había logrado que me la aprendiera en contra de mi voluntad. Mi atención se desvió hacia el baño principal del segundo piso, la luz tiritaba de manera paulatina y la puerta estaba entre cerrada. Tragué seco, me acerqué lentamente imaginado escenarios y maneras de contrarrestar a un asaltante, o incluso al loco de mi padre, pero no había nada de eso, al entrar sólo estaba ella, mi madre, muerta.


Hoy es un día triste Bob 🥲
Toménlo con calma, y lloren conmigo 💔

Valerion: Corona de sombrasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora