12.- Primera y ultima vez

33 2 0
                                    

Ryomen estaba sentado en medio de la plaza, el cielo tenia nubes grises y el viento estaba helado, él llevando su cigarrillo a sus labios cerro los ojos dejando caer su cabeza. Tenia demasiado enredado en su mente; una parte de él no quería admitir tales sentimientos a la peliroja solo quería alejarse, pero otra parte de el solo deseaba estar a su lado, acompañándola. 

Luego de un rato Ryomen se dirigía a su hogar, paso por fuera del hospital y a lo lejos observó una silueta arrodillada. Sabiendo perfectamente de quien se trataba camino lento y con expresión calmada. 

—Hola tú.— dijo a sus espaldas, Sadashi se paro de inmediato y se volteo, su mirada parecía melancólica y sus ojos estaban algo rojizos. —¿No crees que es muy tarde para que andes por aquí? 

La chica solo se mantuvo en silencio y observándole a los ojos con una expresión neutra, sin ninguna emoción en ella. 

—No quería estar en la habitación, así que salí a dibujar.— suspiro mostrando su cuaderno.

Ambos quedaron en un silencio incomodo, Sukuna mantenía sus manos dentro de su chaqueta observándola  y Sadashi apretaba su suéter con su mirada desviada. 

Estando decidido, comenzó una charla para pasar el rato: —Siempre quise ver uno de tus dibujos, te veía tan concentrada haciendo líneas de aquí para allá, que sentía curiosidad por ver uno. 

Esta sonrió para si misma, y luego tomo asiento en la banca de la mini placita del hospital, busco una hoja en especifico y la quedo observando por un rato. 

—Yo digo que tienes un gran talento, así como yo para el básquet.

—Mmm no lo se... ¿Qué opinas de este?  

Sukuna observo como el rostro de su hermano estaba bien detallado, con su cabello revuelto y en la esquina de su hoja estaban dibujadas sus manos, quedo asombrado ante tal revelación de su parte, nunca había imagino que era tan talentosa, tanto fue su asombro que no tuvo palabras para responder. 

—O que te parece este.— dijo volteando la pagina donde salía el junto a Gojo.

—¿Cuando fue...? 

—Solo lo dibuje y ya, Gojo se veía apuesto.— mintió cambiando de hoja. 

Ahora, el rostro del peli rosa estaba en la hoja completa, con una sonrisa ladina y un cigarrillo entre sus labios. 

—No recuerdo haberte modelado Sadashi. 

—Pues no, solo lo dibuje y ya, ni si quiera se porque fuiste tu.

Otra vez, ambos habían quedado en silencio y quietos en la banca, Sukuna de reojo observo sus vendajes y no pudo evitar recordar el mal rato. mordió su labio nervioso y su pierna comenzaba a temblar por la ansiedad. 

—Lamento mucho lo del Sr. Zico, Sadashi. 

—Gracias Ryomen.— Sonrió observándole y ahora se veía un pequeño brillo en sus ojos, el en respuesta le devolvió la sonrisa. 

—Luego que pase todo esto, me gustaría invitarte a cenar, si me aceptas claro. 

Esta vez, la quedo sin respuesta fue Sadashi, pues a esta nunca se le pudo cruzar por la mente tener una cita con el mayor de los gemelos, de hecho, siempre pensó que su primera cita seria con Geto, lo cual jamás sucedería. 

—Sukuna...

—Se que casi no nos llevamos, pero aun así quisiera hacerlo.— dijo mirándola a los ojos y tomaba su mano, lo cual a Sadashi le puso nerviosa. 

—Yo.. - un pequeño y doloroso nudo comenzaba a molestarle la garganta —Yo no puedo aceptar.

Sukuna se sorprendió —Mi mamá y yo nos iremos del país después del funeral. 

—¿Qué? ¿Por qué?— se exalto levantándose de la banca. 

—Mamá dice que aquí ya no queda nada  y que sería buena idea llevarme a su país.— dijo esta rápidamente intentando calmar la situación 

—¿Te iras al otro lado del mundo? ¡Me estas jodiendo!— grito al borde el colapso.

—¡Yo no quiero, pero no tengo alternativa!    

—No puede ser...—susurro pasando sus manos por su cabello, se volteo y no quería pensar que esa sería la ultima vez que estaría con ella. 

Que seria la ultima vez que vería sus ojos carmesí, su cabello.. sus labios. Sukuna comenzaba a pensar que quisa haberse declarado ahora hubiera sido algo mucho peor, pero aquello que la chica le había confesado fue peor que un rechazo. 

Se acerco a ella y delicadamente puso un mechón detrás de su oreja, acaricio su suave y cálida mejilla, memoriza su rostro y cada detalle en su mente, con su pulgar acaricio sus labios queriendo aun que sea por una vez, besarlos. 

Sadashi estaba nerviosa y sus mejillas lo comprobaban, el ardor hasta sus orejas y el nudo en su estomago, no quería alejarse, su tacto era tan delicado como si estuviera acariciando un pétalo de una rosa apunto de morir, subió su mano por su fuerte brazo y llego hasta su cuello, enredo sus dedos entre su cabello, sus manos estaban en su cintura manteniéndola cautiva entre su cuerpo y sus brazos, había tensión en su pequeña burbuja, que ninguno de los dos quería cortar.

—Sukuna...—susurro acercándose a su rostro, mesclando sus respiraciones poco a poco. 

-Sadashi.. ¿Puedo besarte, aun que sea la primera y ultima vez?

Esta, abriendo sus ojos, acaricio su rostro y se acerco acortando la poca distancia entre ellos, estando en roce con sus labios, dijo: —Por favor... bésame aun que sea por ultima vez. 

Así ambos mirándose el uno al otro, sus labios comenzaron un beso lento y corto, cada vez que sus labios se unían, ambos sentían una rara mezcla en su estomago y cada vez querían mas. Las manos de Sadashi se mantenían en el cuello de Sukuna y jalaba de sus cabellos para que le siguiera besando. Sukuna perdiendo contra si mismo apretaba su cuerpo contra el de el. Cada vez sus besos eran mas largos, profundos y expresando lo que las palabras nunca pudieron decir. 

—¿Interrumpo algo?— Ambos se separaron rápidamente y frente a ellos estaba el azabache con una pequeña flor en su mano

—Geto.—respondió Ryomen con cierto tono enojado, sin apartarse de la chica.

—Me entere de lo sucedido y vine a ver a Sadashi, pero al parecer encontró consuelo demasiado rápido.—dijo con tono irónico y observaba como Sadashi nuevamente se colocaba nerviosa. 

Esta, sin poder con la vergüenza dio media vuelta y regreso a su habitación. Estando ahí, sola otra vez se tiro en la camilla se tapo hasta su cabeza, sentía sus mejillas arder y en su mente solo se repetía aquel momento mágico entre ella y el mayor de los gemelos, y por alguna razón, Geto no le causaba absolutamente nada, como si un solo beso de Ryomen Sukuna haya borrado todo rastro sentimental por otro hombre, y ahora nacían nuevos sentimientos hacia el, ahora no eran sentimientos de desagrado o molestia hacia el, ahora eran sentimientos de amor. 

¿Pero de que valían que esos sentimientos hubieran nacido? Solo traerían sufrimiento, el sufrimiento de nunca mas probar sus labios. 

Y el gran sufriendo de haber descubierto que Ryomen Sukuna siempre, desde siempre estuvo interesada en ella, pero que nunca nada entre ellos nacería.

🧸
para la ñiña q me comentó ♡
si lo estas leyendo, déjame decirte que aquel comentario me animo a seguir esta historia ♡

Mariposas de Colores [Sukuna Ryomen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora