15.- Ryomen Sukuna Y Sadashi Kaminase

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—¿No me invitaras a pasar?—preguntó Sukuna después de un rato de silencio incomodo. 

Despabile recordando el desastre que había dentro de casa y me apresure a cerrar la puerta detrás de mi. 

—Ahí dentro esta espantoso— respondí alejándome de él. 

el sonrió levemente aun observándome algo asombrado.

—A Yujii le sorprenderá verte por aquí.— dijo llegando a mi lado y bajo un poco su cabeza para observarme. 

Su presencia al lado me ponía nerviosa, creo que no quedaba nada de Sukuna que llegue a conocer años atrás, había cambiado demasiado, aun que, seguía siendo un hombre atractivo, aun me hacía perder el aliento.

—Nadie sabe que estoy aquí.— le respondí llevando mis manos dentro de mi abrigo —Perdí el contacto con tu hermano hace tres años. 

El parecía embobado observándome, desvié mi mirada de suya y me senté en los escalones fuera de casa. 

—Créeme, a pesar de tantos años aun sigue hablando de ti y tu salto a fama.— hablo con cierta ironía. —Sabía que triunfarías. 

 —Solo diseño ropa y ya.—le respondí tosca. sentí su mirada sobre mi y suspire sacando de mi bolsillo un cigarrillo. 

—Y fumas... vaya, creo que si has cambiado Sadashi. 

—Y supongo que tu también, ya no somos los mismos chiquillos adolescentes que éramos

—Pero sigues siendo una respondona. 

—Y tu un tarado. 

—Sip.—... sonrió triunfante, sentándose a mi lado y robándome uno de mis cigarros. 

Seguía siendo el mismo Ryomen en ciertos aspectos; Quedamos en silencio sentados en los escalones, había un silencio cómodo y sentía que ambos desviábamos la mirada del uno a otro. 

—No sabía que venderían la casa.— hablé para romper el silencio. 

—Mis padres se mudaron a Shibuya y vendieron la casa, Yujii tenía un departamento y yo también, solo la estoy cuidando hasta que alguien la compre.

—¿Shibuya?— el asintió soltando el humo por sus fosas nasales. 

—¿ Y que tal tu vida?—pregunte suspirando —¿Como le va a Yujii? 

Él tenso la mandíbula y sonrió forzado, al parecer, quizás había pasado algo entre ellos. 

—Se hizo policía y se mudo de cuidad, hablamos de vez en cuando, pero está bien.

—¿Policía? Waoh.— alce mis cejas sorprendida —¿Y tu? 

—-Yo pues... Soy cocinero... en un restaurant de alta gama.

Levante una ceja ante su respuesta, sabía que el fuerte de Sukuna no era la cocina, lo sabía porque mas de una vez papá lo invito a cocinar con el y mamá. Y la cocina quedaba como un cuchitril. 

—No te creo.— gire mi cabeza y sujete mi mejilla en mis nudillos —¿Qué paso con el básquet? 

—Aun lo juego claro, pero no daba mucho para vivir y los contratos que me ofrecían era una mierda, intente ser entrenador pero descubrí que no tengo paciencia.— ambos reímos —Deberías visitarlo el restaurant un día, quedarías maravillada.

—Lo dices porque trabajas ahí o solo para darle promoción.— lo mire con una ceja alzada y el soltó una carcajada. 

—Obvio que lo digo por que trabajo ahí, si probaras mi mano te dejaría loquita.— me sonroje y desvíe la mirada. —Así como te tenía antes. 

Ahora la que soltaba la carcajada era yo, hace mucho tiempo que ya había superado mi flechazo por el gemelo, estaba segura que aquellos sentimientos estaban muy profundos dentro de mi corazón. 

—Te equivocas, ya te superé.— mire sus ojos carmesí directamente y parecía que el tenía toda la razón de lo que había dicho. —Buenas noches Sukuna. 

—¿Ya te vas?— se levanto rápido y tomo mi muñeca, yo me voltee sorprendida ante su toque —Quedaté, hace años que no te veía 

Me quede en silencio, quería quedarme, pero no quería despertar esos sentimientos, era lo mas seguro que él ya se había olvidado de aquel beso y no quería volver a sufrir. 

—Vengo de un viaje largo.— me solté de su agarre —Quiero dormir. 

—¿Y mañana?— pregunto rápidamente  

—Mañana intentare contactar a Yujii y los demás. 

—... Entiendo.— dijo serio, dio media vuelta y comenzó a caminar hacía la casa 

—Aun que necesito que alguien me guie.— grite antes de que se alejara más, el volteo y sonrió genuino —¿Quieres acompañarme? 

—Sería un gusto Sadashi. 

La mañana estaba nublada y con frío, estaba levantada desde hace horas y había estado limpiando la cocina y algunas otras cosas, mi rostro estaba con poco de polvo y tenía una pañoleta en mi cabello para no ensuciarlo, estaba apoyada en la barra d...

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La mañana estaba nublada y con frío, estaba levantada desde hace horas y había estado limpiando la cocina y algunas otras cosas, mi rostro estaba con poco de polvo y tenía una pañoleta en mi cabello para no ensuciarlo, estaba apoyada en la barra de cocina tomando mi desayuno, luego iría a ducharme y haría algunas compras, luego seguiría con la limpieza de la casa. 

Al parecer Ryomen había salido desde temprano en su auto y aun no había vuelto a casa, quizás estaría en su trabajo o haciendo quien sabe que. Suspire tirándome en el sillón de la sala, estaba un poco duro pero daba igual, me puse a pensar en la conversación de anoche y vinieron a mi mente varios recuerdos que creía olvidados, me sentía extraña desde que lo había visto.

Termine de colocar mis botas y salí de casa, comencé a caminar por el pavimiento hacía la salida de barrio y atrás de mi escuche la bocina de un auto, me voltee lista para gritarle a cualquiera que estuviera ahí. 

Digamos que en Chile las cosas eran un poco diferentes a Tokio. 

-¿Lista?- pregunto Sukuna bajando la ventanilla y mirándome de arriba a abajo, inspeccionando mi ropa. El por otra parte vestía con una polera negra musculosa dejando ver su bien trabajado brazo, un simple buzo y ya.

Y yo pues llevaba puesto una polera roja con estampado de una Brattz que dejaba al descubierto mi ombligo, unos jeans apretados y unas botas del mismo color hasta el tobillo y de un tacón alto, un abrigo, mi cabello en dos trenzas boxeadoras y ya, él bajo sus lentes de sol un poco para quedar viendo sorprendido mis pechos. 

—Si vas a verme de esa manera se mas discreto.—dije tapándome con mi brazos y el amable me abrió la puerta del copiloto. 

—Discúlpame, es que si has cambiado un poco físicamente.— respondió.

—¿Trabajando?— pregunté para desviar el tema

—Estaba entrenando un poco antes de verte, pedí unos días en el trabajo así que tengo mini vacaciones.

—Oh, ya entiendo, ¿entonces entrenas desde las 06:00 am?

—Me gusta aprovechar la madrugada.— me observo de reojo —Te vi levantada desde muy temprano.

—Si... No podía conciliar el sueño.— miraba cada árbol que pasaba por la ventana —¿Falta mucho?

—Unas dos horas en auto.

Sería un viaje un tanto largo...

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Mariposas de Colores [Sukuna Ryomen]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora