“Encuentro”
Las ventanas se empañaban, y las gotas cada ves eran más fuertes, aquella noche era tan fría que la vela que estaba en mi mesa no me alcanzaba a calentar, ni siquiera mis dedos. . .
A mis oídos llegó el sonido de la puerta rechinando, aquel hombre salió de ese lugar, sus botas hacían ruido contra el suelo de madera, y eco en aquel triste y desolado bar.
— Entonces. Que fue lo que te dijo — Pronuncie tomando mi último sorbo de licor, tal vez así solo me podía calentar un poco — .
— Quiere el cargamento, el auto que lo trae llegará mañana — Habló y de su boca salía humo producto de su cigarro — Vas te vale estar ahí
No respondí. Hacer este trabajo no es fácil, y por más que quisiese dejarlo, me temo que ya me había hecho su marioneta.
Me encontraba en un callejón a la espera de que el camión que trajera el cargamento llegará, tenía que interceptarlo. Hoy en día el licor canadiense era cada vez más codiciado, la gente pagaba mucho por eso, si tenías personas que lo distribuían era mucho mejor, pero, si no era así, debías de ensuciar tus manos por él, y así cobrar mucho más.
— Entraremos primero, tu estaciona más delante — Escuché como un hombre decía aquellas palabras no muy lejos de donde estaba — .
Y así fue como el auto arranco de nuevo a unas pocas cuadras de donde estabamos, estacionándose al frente de un pastizal. Tome mi arma, y me asegure de que la ventana del vehículo estubiera abierta.
En un rapido movimiento corrí hasta el — Bajá con cuidado — Susurré. Este solo abrió la puerta y salió, tenía un pañuelo el cuál cubría su rostro, bueno la mitad de el — Arrodillate
Al hacer esto, él rápidamente me pateó y caí directo al suelo, giré con rapidez y le di un golpe en su rostro, me acerque a él y lo tome de su camisa.
— Solo dame el cargamento
Este bajo su pañuelo — Eso no sería muy bellissimo de tu parte
Me sorprendí al ver aquel joven — Tu. . . Que haces aquí
— Eso mismo digo — Se inclino a mí — Como es que llegaste, digo, no es como si tú sueño hubiese sido robar autos con licor — Sonrió
Antes de responder algunos disparos se escucharon a lo lejos — Tenemos que irnos
Y sin que el dijera algo lo empuje al auto me puse el cinturón y arranque.
— ¿¡Dónde aprendiste a manejar!?
— Oh lo siento mucho mi señor, no estoy acostumbrada a manejar ¡Mientras me disparan! — Vocifero
— Trabajas en eso y no estás acostumbrada, que irónico — El se agachó y tomo un arma — Me vas a deber tu vida después de esto
Las horas habían pasado y habíamos llegado fuera de la ciudad, el auto estaba chocado con un árbol gracias a que el azabache me pidió que quería ir por un helado, en medio de una pelea. . .
— Bueno. . . Aún tengo el licor, casi pierdo mi brazo, pero aún está el trago, no me fue nada mal — Dijo él mientras miraba los tarros de vidrio
— Querrás decir yo, tengo el licor — Dije limpiando mis manos con un pañuelo, pues estaba reparando el auto
— No. . . Creo que ya lo deje en claro — Asintió — .
Suspiré — Que tal si dejas que yo me lleve el licor, por los viejos tiempos — Dije llevando mi puño a su brazo
— Eso debería decirte yo, además no me has contado porque estás aquí, que, acaso servir café no era suficiente para ti — Sonrió de lado
— Y tú, acaso ser el chófer de una familia rica no era suficiente — Me cruce de brazos
— Touché — Me señaló — Bueno, ya que ambos somos malos tomando decisiones — Saco una botella — Porque no nos reímos de la miseria de otro
Muichiro y yo nos habíamos conocido en un pequeño bar en Misisipi, siempre era el chico que decía lo que pensaba, si algo no le gustaba te lo decía.
— Estuviste trabajando con Musan, ja y yo que creí que estabas cuerda — Tomo un sorbo de la botella
— Ya sabes, es el siglo XIX, no todas las mujeres consiguen trabajos dignos — Tome la bebida — Y estar al lado de ese sombrero era lo que me podía sacar de la miseria
— Son tiempos difíciles. . . Creeme, cuando le dije a mi hermano que estaría trabajando en esto, casi me tira por la ventana
— Eso si me lo imagino, recuerdas aquella vez que le lanzó la silla a uno de los que estaba en el bar aquella vez — Reí
— Le rompió la cara al tipo y lo que más le preocupo fue que tenía que pagar por la silla — Ambos soltamos una risa — .
Gire a verlo —. . . Extrañaba esto. . .
— Extrañabas que recordara como mi hermano golpeaba a alguien con una silla — Algo una ceja
— Claro que no — Lleve mi mano a su hombro empujándolo un poco — Hablar con un amigo. . .
— Amigo con derecho suena mejor . . .
— ¡Muichiro! — Dije con vergüenza
— Oh vamos, se que lo disfrutas — Se fue acercando a mí
— Creo que es mucho licor — Tome la botella de sus manos
— No. . . — Alce la botella y el trato de alcanzarla pero cayó en mi regazo — Faltaba poquito. . . — Se levanto con dificultad — Pero que más da, sabes que un borracho dice siempre la verdad no — Llevo su dedo a mi labio
— Eso solo fue una vez. . . — Giré mi rostro
— Y la primera vez de ambos, cariño — Entonces, aquellos labios color magenta se hundieron con los míos, el sabor a licor paso entre él mío y el de él, sentía como mi corazón no dejaba de latir. . . Queriendo, así sea solo hoy, estar con él — Que te parece ir a descansar un poco, a un hotel cerca de aquí
— Que hay de tu jefe
— Eso no me va a detener de volver a estar contigo — Alzo mi mentón — Te perdí una vez _________, no quiero hacerlo de nuevo