“Periodico”
El olor a tabaco inundaba mis fosas nasales, las ventanas estaban cerradas, pero al menos tenía las cortinas levantandas. Su mano soltó el cigarro y lo dejo en el pequeño cenicero que estaba encima de la mesa, la cual estaba llena de papeles y claro, una máquina de escribir en el centro.
— Quieres que te diga la verdad — Soltó el humo que estaba en su boca anteriormente — .
Apreté mis puños — Si. . .
— Es una porquería — Golpeó las hojas contra la mesa — Nadie quiere leer los asesinatos de unas rateras
— Señor. Le pido que no hable así, además, no solo las mujeres están muertas, también niños — Tome las hojas — Hay gente que está buscándolos desesperadamente
— No quiero saber de qué sigas con esto — Encendió otro cigarro — Escribe algo que sea bueno, eres mejor que está mediocridad
Me gire y cerré la puerta detrás de mí, y fui a mi escritorio, estaba tan enojada, siempre era lo mismo con ese anciano. Tenía mi cabeza sobre mis brazos encima del escritorio, hasta que sentí como una mano se iba a mi cabello, despeinadolo en el proceso.
— Hablaste con él no es así — Mire hacia arriba, y ahí están él. Yo solo asentí — A ver — Le pase las hojas — Oh si. . .
— Creés que le falta más redacción — Dije preocupada. El chico era de los mejores en el periódico, desde que llegué aquí me ha ayudado en el proceso — .
Él se sentó en el borde de la mesa, llevo una de sus manos al mentón, y la otra sostenía los papeles, mientras lo miraba note como tenía las mangas de la camisa remangadas, y tenía la corbata que le había regalado hace algunos días.
— Creo que el viejo debe de comprarse dos lupas gigantes para sus ojos, esto es fantástico — Hablo el chico volteando su rostro a mi, pues estaba sentado en la parte derecha de mi escritorio — .
Me emocioné al escuchar eso — Eso crees. . . Entonces por qué no lo aceptó
— Porque es un inútil, las narraciones están impecables — Habló observando nuevamente el papel — .
— Supongo que es porque no hay pruebas o algo así relacionado con el casó. . .
El chico levanto su mirada hacia mí y sonrió de lado.
— Sanemi. . . Conozco esa mirada
Bajo de la mesa y posicionó su mano izquierda en el escritorio mientras que el la otra tomo las hojas — Si el ciego quiere pruebas, pues, pruebas tendrá
— Eso es peligroso. Es un asesino, además no sabíamos por dónde buscar
— Claro que sí, lo escribiste todo aquí “básicamente comete una serie de homicidios cada cierto tiempo, en este caso, lo hace en días parés” hoy es diez