XIII ─ INTO THE WOODS

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𝐜 𝐡 𝐚 𝐩 𝐭 𝐞 𝐫     𝐭 𝐡 𝐢 𝐫 𝐭 𝐞 𝐞 𝐧







Había una larga lista de cosas que Galatea, la puntualidad era una de esas. La villana era sumamente celosa como y con quien invierte su tiempo, y desde que había llegado a la isla era aún peor, Galatea pasaba cada minuto que podía estudiando el plan, poniendo todo en orden, vigilante cada paso y cada sombra, aun así, empezaba a tener esa sensación de no estar viendo algo y empezaba a molestarle.

Así que, si Galatea se tomaba el tiempo de ir al lugar más oculto de todo Auradom en medio de la noche, lo mínimo que podía recibir era puntualidad. Lo único que evitaba que la villana se fuera era el tranquilizante sonido de la cascada. Hace tanto Galatea no sentía esa tranquilidad y calma en un lugar, ese silencio que se producía en su cabeza.

Esa paz.

Pero no duró tanto. Detrás de ella el golpe de unos zapatos contra unas ramas empezaban a llegarle, Galatea solo tuerce la vista y cruza los brazos molesta se apoya en uno de los muros que tiene el quiosco en el medio del bosque. Si ya el retraso tenía molestada a la villana, el incesante ruido que había perturbado su momentánea paz la tenía a punto de cometer un acto de violencia.

— De paso de impuntual, ruidoso ¿Puedes dejar de payasear y apurarte, bacalao maloliente? —las palabras salen de Galatea con cierta irritación. Silencio es lo único que obtuvo como respuesta, hasta que a los minutos las pisadas volvieron a sonar, pero más cerca —. Hablo en serio, no me gustan estos juegos apúrate y deja de jugar.

Pero esta vez las palabras no salieron tan seguras de sí misma, y al igual que la vez anterior la única respuesta que obtiene es silencio seguida de unos pasos más cerca de ella. Galatea empezaba a sentir que no era la persona que estaba esperando la causante de ese ruido, y una alerta en ella se encendió.

Su mente empezaba a pensar a mil por hora, moverse de donde esta no era una opción por el único motivo que el único camino que se conocía de vuelta era de dónde venía el ruido, y tomar otro camino era arriesgarse y encontrar algo peor, un oso, el hada madrina. No había lugar para esconderse y Galatea no sabía nadar, así que todo eso le dejó una sola opción. Luchar.

Era por mucho la idea más estúpida que había tenido, y en otras circunstancias una confrontación es lo que menos buscaría, menos sabiendo que cualquiera de Auradom podría verla y ahí acabaría todo para ella. Pero mientras me acercaban las pisadas, más intuía que no había más y se prometería que este sería el último daño colateral que ocasionará.

Lo siguiente paso en cámara lenta los pasos fueron seguidos y más ruidosos hasta que pausaron, Galatea sabía que estaban cerca, podía sentirlo, sentir esa presencia extra, era conocida pero no se sentía como las tinieblas y el azufre que la perseguía con esa sensación, esta era distinta, era cálida, un olor amaderado, pero también a vainilla, pero con un extracto a algo que Galatea no podía identificar. Esa sensación no la había sentido antes, y le asustaba, podía ser cualquiera, podía ser un glamour para despistar y luego atacar.

El olor se sintió tan cerca que Galatea volteo sosteniendo una vara de madera entre sus dedos, pero no había nadie, el olor era cada vez más fuerte hasta que se desvaneció por completo. Todos los sentidos de Galatea se activan y cuando siente dos manos en sus hombros, una respiración en su cuello, seguida de un:

— Buu.

Todo se vuelve rojo y morado, su respiración se empieza a acelerar, sus latidos empiezan a galopar contra su pecho, esa sensación, empezaba a sentir ese ardor en sus venas, ya lo había sentido antes, pero nunca tan intensa, era como una descarga de adrenalina pasar por sus venas, sus oídos se tapan.

Ante la vista de Galatea se aparece Ben, con la mirada preocupada empieza a llamar a la villana sujetándola por los hombros sacudiendo su cuerpo intentando que reaccione, pero era como si la villana estuviera en un trance, podía verlo, pero no podía oírlo o sentirlo, era como si todo su cuerpo estuviera gritando en susurros.

— ¿Galatea? ¿Puedes oírme?

La voz de Ben es de desespero al igual que su rostro, moviendo sus ojos por todo el rostro de la peli rosa buscando alguna señal de que lo esté escuchando, alguna reacción, pero no obtiene nada. Ben empieza a lamentarse mientras la sacude con más fuerza, el rey no quería que eso pasara, él odia las bromas, siempre peleaba con sus amigos por la cantidad innecesarias de jugarretas que le hacían, pero al verla tan seria, tan en su mundo, y tomando en cuenta los últimos acontecimientos, había pensado que sería un abuena idea, que haría reír a ambos. ¿Como pudo ser tan tonto?

Al ver como Galatea empieza a respirar de forma agitada Ben decide tomar el rostro de Galatea entre sus manos, el momento el que sus pieles se tocan una ráfaga de adrenalina pasa por el cuerpo de Ben, y lo siente, siente ese ardor pasar por sus venas, como todo del arde y arde mientras más cerca esta de Galatea y lo entiende.

Galatea se estaba quemando. Ben no entendía cómo era posible o si él era el culpable, pero sabía que tenía que hacer. Sus brazos empiezan a sentirse pesados y moverlos es casi imposible, pero Ben usa toda la fuerza que tiene y logra moverlas hasta la cintura de la villana, entrelazándolas, y empezar a retroceder.

— No sé si me escuchas, pero quiero que sepas normalmente no haría esto, así que espero que me perdones—dice Ben retrocediendo aún más—. Y que también espero que sepas nadar.

Ben dudo por unos segundos, pero cuando vio cómo su piel bajo sus yemas se ponía más y más caliente, sus ojos empezaban a tener unas chispas verdes, Ben decidió que era el momento de tirarse al agua los dos.

— Por el hada madrina que esto no me explote en la cara.

Ben aprieta bien ambos de sus brazos en la cintura de la villana, asegurándose de no soltarla, y dando el último paso hacia atrás deja caer ambos cuerpos a la masa de agua.

Ben dio unos segundos para que la magia de aquel misterioso río ayudará a Galatea, luego de contar hasta cinco en su mente decidió que era momento de subir, pero no pudo. De la nada una fuerza empieza a jalarlo más profundo del agua y a su alrededor se empieza a formar un torbellino. Era la primera vez que él experimentaba algo así, la última vez que algo cercano a eso le había pasado en aquel río fue cuando Mal...pero Ben no pudo terminar porque una oleada lo golpeó haciendo que cerrará los ojos de golpe.

Y de repente todo era negro, pero por poco menos que segundos, hasta que imagines de empiezan a bombardearlo. No, recuerdos empiezan a llegar, juegos en el jardín, días de piscina, cumpleaños, risas, mariposas en su estómago, cosquilleo en sus manos, hasta que llegó a sus oídos una risa, una que no había escuchado en años y aun así la reconocía, esa sensación de escalofrío aún lo llenaba.

Ben empieza a nadar con más rapidez hacia los recuerdos, desesperación se adueña de él con cada recuerdo de él que no reconoce. ¿Cómo algo puede estar en tu cabeza y aun así no sentirse propio?

"¿Quién eres?"

Pero antes que Ben reciba su respuesta unos brazos lo sacaron del agua. Ben podía sentir el cansancio apoderarse de su cuerpo, mientras que su cabeza aun taladrada. El rey podía oír murmullos cerca de él, pero no tardó mucho para que Ben se dejara llevar por esa sensación otra vez y todo se volviera oscuro, de nuevo.  



¡Gracias por leer! 💖 Perdón por la tardanza, pero aquí está el cap al fin 😅. ¿Qué te pareció? Deja tu comentario y nos vemos en el próximo. ✨👑

𝗧𝗛𝗘 𝗤𝗨𝗘𝗘𝗡─DescendentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora