II─THE GAME STAR

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𝐜 𝐡 𝐚 𝐩 𝐭 𝐞 𝐫    𝐭 𝐰 𝐨













Los rayos de luz aún no entran por la ventana, todo a mi alrededor es oscuro, el suelo bajo mis pies está tan congelado como el corazón de la reina roja. Mis párpados pelean por seguir cerrados, pero se que a penas obedezca sus deseos perderé toda la mañana, y no puedo permitirme eso.Kronk e Izma se habían quedado hasta hace menos de dos horas en su laboratorio trabajando, hoy es domingo por lo que Kronk no abre la pastelería, ambos suelen despertarse bastante tarde en este día de la semana, hábito que yo también adquirí. 

Pero hoy no, hoy está presa va a buscar a su cazador, o en este caso cazadores. 

Al ser tan de madrugada evado el usar las incómodas prendas que con frecuencia uso para evitar ser notada, en cambio recojo pequeños mechones de mi cabello y agarro mi cazadora y salgo.

Tal como lo he supuesto las calles están llenas solo de piratas y villanos ebrios, casi todos los comercios cerrados y tal como el resto de la semana las calles de esta pocilga están como lo que suele ser, una pocilga. 

La ventaja de estar despierta tan temprano es que para llegar hasta mi destino no necesito el constante enfrentamiento que usualmente pasa en esta isla superpoblada de malas mañas. Y no es que yo tenga las mejores, pero al menos algo de educación queda en mi. 

─Toc, Toc.

El eco de mi voz golpea las paredes rocosas de la cueva, inclinó mi cabeza en busca de alguna señal humana. Pero no recibo nada.

─Bueno supongo que tendré que invitarme a pasar a mi misma─digo entrando a la cueva─, solo quiero decir que, que grosero.

Salto de un riel al otro mientras me adentro más en la cueva, al llegar a la ya familiar e incómoda bicicleta me monto en ella y dejo que me conduzca hasta mi destino.

─Nada mal para un cabeza de chorlito, he de admitir.

El viaje es bastante corto y el final bastante abrupto dando un frenazo que me dejó directo en el marco de la puerta. Claro que el cabeza de chorlito no podía hacer algo 100% funcional. 

Los ladridos—falsos—se empiezan a escuchar cada paso más fuerte y más cerca, el lugar sigue igual que la última vez que lo visité. Azul, pequeño, incómodo y desordenado. En medio de todo el caos un cuerpo sobresale en una tumbona de cuero, su pelo azul es lo primero que  se ve. Doy varios pasos hasta quedar justo al lado de su cuerpo, inclinándome hasta su altura.  Sin mucho cuidado quito los lentes negros de su rostro.

Y ahí está, él par de ojos más electrizantes de todo el tártaro. 

─¿Qué haces niña? 

─Tenemos que hablar. 

Sin darle tiempo de replicar le rocío en el rostro la pócima del sueño que Kron hizo para Izma dejándolo en menos de un segundo tan noqueado como un bebé. 

 

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𝗧𝗛𝗘 𝗤𝗨𝗘𝗘𝗡─DescendentsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora