«Nadie nota que estás mal hasta que ya es demasiado tarde»
•🥀•
— Tienes que darme un par de lecciones de francés un día — Dijo Alejandro una vez en el auto.
— No es conveniente para nadie que aprendas francés.
— No es justo, mi mamá y tú siempre andan secreteando juntos.
— No es realmente un secreto si discutimos el tema frente a ti.
— Lo es cuando no entiendo nada.
— Solo concéntrate en la carretera — Dije bromeando y desviando el asunto.
Nunca fui bueno en asuntos sentimentales, en temas de noviazgo o en ningún parecido, nunca tuve una vida romántica por lo que es comprensible, pero esos temas me parecen muy incómodos.
Jamás he hablado de eso con nadie, ni siquiera con Alejandro.
Y tampoco puedo hablarlo con él.
Debería buscar otro amigo.
Tengo una muy pequeña vida social, tengo un par de amigos y uno o dos a los que les tengo una gran confianza, pero no al nivel de Alejandro, jamás a su nivel.
Pero hay cosas que no puedo contarle, cosas que a pesar de la confianza, no estoy dispuesto a decir más que nada por sentido común y falta de confianza, pero no en él, en mí mismo.
Creo que le escribiré a Ángeles para saber que opina, hablamos una vez a la Cuaresma y casi nunca nos vemos porque comenzó la universidad y sus horarios son bastante apretados, pero siempre que hablamos solemos durar horas o simplemente un par de segundos, pero la amistad y confianza se mantiene intacta.
Llegamos a mi casa, las luces de enfrente estaban encendidas, pero no parecía haber nadie en casa.
— ¿Se habrán llevado a Lusac con ellos? — Preguntó Alejandro.
— No lo creo.
No sé a dónde fueron mis padres o Norori, pero no se llevarían a Lusac, menos cuando yo lo vendría a buscar.
Abrimos la puerta con mi llave y ahí encontramos a Lusac, concentrado en algún juego de su teléfono.
— Lusac — Saludó Alejandro.
— Finalmente llegaron, papá y mamá se fueron hace casi media hora y Norori se fue apenas escuchó que alguien debía cuidarme.
— En realidad estás muy viejo para que te cuiden — Le dijo Alejandro.
— Solo tengo quince años, no como otros que están a punto de cobrar la pensión.
Alejandro se hizo el ofendido y le hacía caras raras a Lusac pensando que yo no veía, subí a mi habitación, tomé algo de ropa y mi tableta gráfica para meterla en un bolso y volver a bajar.
Al regresar Lusac y Alejandro parecían hablar cómodamente, pero la realidad era que Lusac le estaba enseñando las palabras básicas del francés a Alejandro.
— No te recomiendo hacerlo — Le dije a Lusac — Será un grano en el trasero en poco tiempo.
— ¡Oye! — Se ofendió Alejandro.
— Solo debes tenerle fé.
— No te recomiendo tenerle mucha fe a Alejandro, además su madre dice que es mejor así, ella puede hablar tranquilamente y él no se entera de nada, la combinación perfecta.
— Para ustedes tal vez — Dijo Alejandro.
— Ya vámonos mejor — Insistí.
Alejandro tomó las llaves de dónde las había dejado, Lusac buscó su bolso con la ropa que llevaría y subimos al auto nuevamente.
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El Diario De Las Mil Vidas
RandomHe pasado mi vida entera escuchando: "Eres una gran persona y cualquiera sería afortunado de estar contigo". Pero si fuera así. ¿Por qué nadie se queda a mi lado? Entiendo que a veces los destinos son diferentes y que muy probablemente nos alejemos...