Capitulo 11

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«No voy a cobrar la entrada, ven a ver el espectáculo, hoy hay barra libre para ver mi desgracia» Gloria Groove — A Queda.

•🥀•

Pasó un rato antes de que Lusac se calmara, en ese tiempo Jared nunca lo dejó de abrazar, sentía los temblores post llanto y las lágrimas habían dejado parte de su suéter húmedo, pero eso poco importaba.

— Como... — Lusac se aclaró la garganta para continuar — ¿Cómo supiste qué hacer?

— Porque ya me ha pasado antes — Se limitó a responder Jared.

Lusac no preguntó más, no le impresionaba eso de Jared, estaba molesto consigo mismo por no darse cuenta antes, estaba molesto porque ahora es que se daba cuenta de muchas cosas que antes ignoraba.

— La pizza se enfría — Dijo Jared, rompiendo el silencio que se había formado antes.

Comieron entre risas y anécdotas, se terminaron su pizza y terminaron comprando otras dos pizzas familiares solo para ellos. La mesera los veía confundida, ya había llevado una pizza familiar para ellos dos, que si bien no era raro de ver, pedir otras dos era impresionante.

— Oigan, chicos — Les dijo la mesera al dejar las dos pizzas en la mesa — Los de la cocina quieren hacer una apuesta con ustedes. Si piden otra y se comen las tres en menos de media hora, las pizzas serán gratis.

Lusac y Jared se dieron una mirada de complicidad antes de asentir. Entre el hambre, que misteriosamente había regresado, de Jared y las constantes idas al gimnasio de ambos, constantemente tenían hambre.

— Aceptamos.

A paso rápido la mesera llamó a los chicos de la cocina y los trajo frente a ellos.

— Yo llevaré el tiempo — Puso en su teléfono el temporizador, marcando treinta minutos como el tiempo máximo — Ahora.

Jared y Lusac se dieron su tiempo, no comenzaron de inmediato y de hecho el ritmo que llevaban era bastante regular, no se apresuraban al ver el tiempo reducirse cada vez, tomaban un par de sorbos de agua y seguían comiendo hasta que finalmente terminaron con cinco minutos de sobra.

Los cocineros entregaron el dinero apostado a la mesera, quienes a pesar de haber perdido se encontraban sorprendidos al ver a dos personas comer tanto.

Se retiraron del lugar con el estómago lleno, felices de haber pasado un tiempo de hermanos, tranquilos a pesar de la tormenta que ambos luchaban por resistir en sus mentes.

Camino a casa el teléfono de Jared vibró.

Alejandro
¿Quieres ir a una fiesta?

Jared
No lo sé, estoy ocupado.

Alejandro
Vamos, puedo buscarte en el auto.

Jared
Veré qué puedo hacer

— Jared — Llamó su hermano — ¿Crees que algún día las cosas cambien?

— No lo sé — Confesó. Era verdad, no lo sabía con certeza, no supo cómo eran sus padres con Norori, a él le sobre exigía  y lo maltratan, a Lusac a penas y le prestaban la suficiente atención.

«Ahora mamá está embarazada» pensó.

Obvio Lusac no preguntaba eso específicamente por ellos, lo hacía en mayor medida por aquél ser que aún no nacía.

El Diario De Las Mil VidasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora