Ha pasado una semana y no he podido dormir del todo, tal parece que cualquier cosa logra despertarme.
No esperaba que me afectara tanto, pensé que podría superarlo en poco tiempo.
Dejé de llorar hace un par de días.
Con todo lo que ha pasado me he dado cuenta de que existen niveles de tristeza. Uno en el que lo único que quieres es llorar por horas y horas y otra clase de tristeza que es más profundo, que te penetra el alma y te destruye. Esa clase de tristeza no te deja llora, te sientes fuera de tí mismo, como ver todo desde los ojos de otra persona.
Quisiera decir que esperaba otra cosa, pero mentiría.
La verdad es que no estoy seguro de lo que esperaba en realidad, me preparé para esto, sabía que no podría tener ambas cosas. No podía decirle y esperar a que él lo aceptara con los brazos abiertos, pero tampoco podía quedarme callado y seguir haciéndome daño.
Me despedí de nuestra amistad cuando lo besé y eso lo tenía claro desde hace mucho. Pero aún así... es difícil, no puedo evitar mirar por la ventana esperando a que Alejandro me fuera a buscar como antes lo hacía, aún volteo hacia su calle, pensado si es prudente pasar por ahí.
Como sea, supongo que es cosa de continuar y hacer como si nada pasó.
«Dios, arranca mi corazón, hazlo trizas y no te atrevas a darme uno nuevo, no soporto el dolor que conlleva tener uno, no soporto el vacío que me causa y menos quitar las esquirlas que quedaron de su destrucción».
Jared Lefebvre.
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El Diario De Las Mil Vidas
De TodoHe pasado mi vida entera escuchando: "Eres una gran persona y cualquiera sería afortunado de estar contigo". Pero si fuera así. ¿Por qué nadie se queda a mi lado? Entiendo que a veces los destinos son diferentes y que muy probablemente nos alejemos...