El Diario De Las Mil Vidas

Diario de Jared

Desde la pelea con Alejandro he estado pensando en muchas cosas, principalmente en lo que haré desde aquí.

No lo quiero en la presentación, no deseo verlo ni mucho menos escucharlo. Bien dicen que los niños y los borrachos dicen la verdad, pero me gustaría agregar algo allí.

Las personas cuando se molestan lo suficiente, también dicen la verdad o al menos, la suya, la verdad que ellos consideran cierta.

Dicen que las personas cuando se molestan dicen lo que sea con tal de herir, pero en mi opinión, dicen la verdad o al menos, su verdad. La verdad que ellos, con su limitada y poco fiable visión, pueden ver y ofrecer. Esa visión es deficiente, carecen de la capacidad de ver un panorama mayor, como un fanático religioso al cual le hablan de la evolución.

Puede que él haya dicho todo eso en un momento de enojo y quisiera lastimarme, pero también sé que es lo que realmente pensaba de mí. Me lastimó y dudo poder perdonarlo, pero también agradezco lo que pasó, pues tengo que dejar depender tanto de alguien, sobre todo de él.

Aunque no deja de doler, mi corazón lo anhela y me pide que lo perdone, pero mi mente, mi lado razonable me suplica que olvide su existencia.

Llegados a este punto, me puse a pensar en ellos como en dos entidades físicas. Sí, sé que es algo raro ver al corazón y la mente como dos personas reales que están en constante discusión, pero funciona de una muy extraña manera.

Por eso pensé, ¿Cómo sería una pelea entre ellos?

Una discusión acalorada donde ambos afirman ser el más importante e indispensable.

"No podemos arder ambos, no puedo dejar que te lances al precipicio y nos destruyas, solo uno de nosotros debe arder y no puedo ser yo pues mi destrucción es la destrucción de ambos, mi quiebre es nuestro quiebre, tú deber es amar, el mío es protegernos de ese amor, tú encendiste la hoguera, pero yo estoy obligado a extinguir ese fuego aunque eso te destruya en el proceso."

Jared Lefebvre