𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟓

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Era increíble como la vida te podía cambiar en un momento

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Era increíble como la vida te podía cambiar en un momento.

Me había pasado los últimos dos años imaginando cómo sería volver a ver a Christian, a la persona de la que llevaba enamorada desde que tenía uso de razón. Y ahora estaba teniendo la oportunidad de verle tan a menudo que parecía un sueño.

Me sentía muy afortunada por ello, pero no olvidaba, ni pasaba por alto en ningún momento, que estaba ahí porque sabía que yo no estaba bien. Y porque yo se lo había pedido.

Y aunque siempre le agradecería lo que estaba haciendo por mí, siendo sincera, la situación no era del todo como hubiese deseado. Me hubiera gustado que Christian hubiese vuelto a mi vida porque él lo decidiera, no por la cena, y que estuviera conmigo por voluntad propia. No por mi petición.

Pero las cosas no podía ser como yo quisiera.

Todo eso era lo que tenía en la cabeza mientras paseaba con él a mi lado por las calles de Nueva York.

—¿Cuál es el plan hoy? —le pregunté.
—Yo elegí el otro día dar el paseo en barco, decide tú hoy.

Sonrió de medio lado tras decirme eso y mi sonrisa fue automática.

Asentí con la cabeza y lo pensé un momento. En realidad, no me apetecía hacer nada en especial, pasar tiempo con él para mí ya era suficiente, pero es cierto que debido al frío que hacía, una idea cruzó mi mente.

—¿Te apetece un café? —sugerí.
—Siempre me apetece un café. —contestó animando.

Dicho eso, comenzamos a caminar en busca de alguna cafetería.

Se me pasó por la cabeza que sólo parecía importar mi cambio de humor (a mejor) pero lo cierto es que veía a Christian más risueño que de normal cuando estaba con él. Y eso me hizo sentir bien.

Cuando encontramos una cafetería, me abrió la puerta al entrar al igual que había hecho cuando fuimos en coche días antes. El olor a café me recibió mientras paseaba la mirada por el sitio en busca de una mesa libre. También noté que la temperatura era mucho más cálida dentro. Lo cual era de agradecer, pues ya era diciembre y hacía mucho frío fuera.

Pude ver varias así que no me preocupé. Ambos esperamos tras el mostrador hasta que una mujer nos atendió. Mientras pedimos los cafés no se me pasaron desapercibidas las miradas que la mujer hizo hacia Christian. Tampoco podía culparla, era tan atractivo que podía distraer a cualquiera.

Él no pareció darse cuenta, y si lo hizo, no le dio ni la más mínima importancia. Cuando los cafés estuvieron listos un momento después, los cogimos y nos sentamos en una de las mesas.

Le di un sorbo al café y noté cómo me estaba mirando enfrente mía.

—¿Está bueno? —dijo con un asomo de sonrisa.

Yo asentí.

Mi mente volvió al momento en el que la camarera le había mirado de esa forma sensual y pensé algo que no se me había pasado por la cabeza hasta entonces. ¿Y si tenía novia?

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝐆𝐫𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora