𝐂𝐚𝐩𝐢𝐭𝐮𝐥𝐨 𝟗

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Pasé la siguiente noche prácticamente en vela, ¿cómo iba a dormir? de repente me iba a ir a la otra punta del país

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Pasé la siguiente noche prácticamente en vela, ¿cómo iba a dormir? de repente me iba a ir a la otra punta del país. Sería el lugar más lejano que había visitado nunca y el hecho de que me fuera con Christian seguía pareciéndome surrealista.

También se lo había parecido a Alan cuando se lo había dicho mientras empezaba a prepararme la maleta. Y sabía que no era por la sorpresa del viaje tan improvisado, le había sorprendido que Christian quisiera que le acompañase.

Y en realidad no podía juzgarle por eso, ya que la verdad es que habíamos avanzado mucho en nuestra relación y bastante rápido. Lo que tenía con él... parecía ser la primera cosa positiva que me pasaba en mucho tiempo. Y aunque sabía que las etiquetas no siempre eran necesarias y que a veces sólo había que disfrutar del momento, no podía dejar de preguntarme si estaría dispuesto a tener algo serio. A poder considerarme su pareja algún día.

Que yo supiera, nunca había tenido una novia, y no sabía si eso cambiaría conmigo. Lo que sí sabía es que yo sí quería que lo fuéramos, cuando se sintiera preparado.

Tenía todas esas cosas en la cabeza cuando miré la hora en mi móvil y me di cuenta de que la alarma estaba a punto de sonar. La apagué antes de que lo hiciera y me senté en la cama unos minutos para despejarme. Levantarse a las seis de la mañana después de no haber dormido casi nada no debía ser una tarea fácil para nadie.

Sin hacer mucho ruido para no despertar a Alan, conseguí preparar todo y con un cúmulo de nervios en el estómago cogí la maleta y salí de casa. Le mandé un mensaje a Christian para avisarle de que ya estaba lista, pues se había empeñado en venir a recogerme en coche para que fuésemos al aeropuerto.

Momentos después vi un coche negro que se acercaba. Reconocí a Taylor al volante y cuando paró delante mía, vi a Christian saliendo de uno de los asientos de atrás. Sonreí mientras se acercaba.

—Buenos días. —le dije.
—Buenos días. —respondió.

Entonces me dio un beso suave en los labios que no me esperé, y que hizo que se me pusiera la piel de gallina. Luego se acercó de nuevo al coche y me abrió la puerta para que entrara. Hice justo eso y después rodeó el coche para sentarse al otro lado.

—Buenos días Taylor. —le saludé.
—Buenos días señorita Steele. —dijo.

De nuevo, me pareció raro que me llamase ahí y dudé que me pudiera acostumbrar a oírlo alguna vez.

Arrancó y comenzamos a ir camino al aeropuerto.

—¿Has dormido bien? —me preguntó Christian a mi lado.
—No demasiado, la verdad.

Ladeó la cabeza en un gesto.

—Podrás hacerlo en el avión. —comentó.

Yo asentí, pero en realidad, lo dudé bastante. Pues entre la emoción que tendría y el ruido que habría durante el vuelo me resultaría muy difícil conciliar el sueño.

𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝐆𝐫𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora