Miré por la ventana desde el asiento del copiloto y traté de calmar los nervios que bullían en mi estómago.
Ahora no estaba nerviosa por las posibles preguntas que me pudieran hacer, pues todas las personas que iba a ver me conocían y sabía que no querrían hacerme sentir incómoda. Estaba nerviosa porque no sabía cómo iba a reaccionar mi corazón cuando volviera a ver a Christian.
Sabía que los recuerdos me iban a arrollar, y con ellos los sentimientos que había tenido entonces. Si hubiera pasado página de verdad, como siempre aseguraba, eso era algo de lo que no debía preocuparme, pero yo sabía que el fuego de lo que había sentido no estaba apagado. Ahora era mucho más suave, sí, pero sabía bien que él tenía el poder de volver a incendiarme en un segundo.
Y luego, cuando todo acabara y tuviera que despedirme de nuevo hasta a saber cuando... eso era algo en lo que no quería permitirme pensar. Ya tenía demasiados pensamientos tristes y dolorosos en la cabeza.
Le pregunté a Alan si el restaurante estaba lejos y me dijo que tardaríamos sólo unos diez minutos en llegar, así que me relajé un poco en el asiento y disfruté de las vistas de los edificios iluminados en la noche.
Nueva York podía ser estresante, siempre había ruido y gente con prisa que iba de aquí para allá, pero la ciudad lo recompensaba con su belleza. Toda una vida aquí y aún así no podía evitar mirar hacia arriba cada vez que pasábamos por un rascacielos.
Mi hermano me contó durante el viaje que el restaurante era un italiano con muy buenas críticas y que el local estaba decorado con esmero. Tanto hablar de comida hizo que me entrase hambre. Seguro que Alan se alegraba de eso, porque no es que comiera muy bien últimamente.
No tardamos en llegar al lugar, y tras aparcar el coche nos bajamos y nos dirigimos a un edificio gigante en el que había un hombre en la puerta. No tardé en darme cuenta de que el hombre estaba indicando a los clientes que el restaurante estaba en la planta número veintidós.
Nos dijo lo mismo a nosotros al llegar y una vez dentro buscamos el ascensor para subir. Dentro del ascensor, Alan cogió su móvil de su bolsillo y lo miró un instante.
—Los demás ya están ahí. —anunció antes de volver a guardarlo.
Asentí con la cabeza intentando disimular lo extremadamente inquieta que estaba por dentro. El ascensor se abrió y nos dejó directamente en el restaurante.
Era cierto que estaba decorado con esmero, muchas plantas estaban desperdigadas por el lugar y habían luces que colgaban del techo. Olía de maravilla y habían muchos camareros trayendo y llevando platos a la cocina. También vi una terraza grande a la izquierda del lugar, que debía tener unas vistas preciosas.
Paseé la mirada entre la gente mientras echaba a caminar detrás de Alan. Evan fue el primero al que vi, Vanessa estaba sentada enfrente suya y no fue hasta que llegamos a la mesa que el mundo pareció pararse cuando le vi a él.
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𝐄𝐧 𝐥𝐚 𝐨𝐬𝐜𝐮𝐫𝐢𝐝𝐚𝐝 | 𝐂𝐡𝐫𝐢𝐬𝐭𝐢𝐚𝐧 𝐆𝐫𝐞𝐲
RomanceEl corazón me dio un vuelco cuando mi mente volvió hasta él. Sonreí contra la almohada sin poder evitarlo. Christian, sin darse cuenta, me había hecho sentir la felicidad y la ilusión más feroz que había sentido en mi vida. Seguía teniendo tatuados...