Capítulo 3 ; "Conozco a Laurine"

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-Hola- dijo Omar viéndola a los ojos. Kathy se puso roja como un tomate, típico de mi hermana.

-Y ella es Madelaine- dijo Liz señalando a la chica media morena.

-Mucho gusto- dijimos mi hermana y yo.

-Hola- respondió Madelaine.

-Bueno, ¿Me pueden indicar dónde queda el rectorado? -pregunté un poco seria, ya que era un tema ''importante'' y me comenzaba a sentir incómoda.

-Claro- dijeron los tres al unísono.

Salimos del patio exterior y entramos a las instalaciones del colegio, caminamos por un largo y amplio pasillo hasta que llegamos a una oficina, era la del director.

-Aquí es, las esperaremos afuera-dijeron los tres sentándose en unas bancas.

-Está bien, gracias- respondí con una sonrisa. Toqué la puerta y nos abrió un hombre alto y calvo.

-Buenos días- saludamos mirando al hombre.

-Buenos días señoritas, ¿Qué se les ofrece?- preguntó el hombre muy amablemente

-Disculpe señor, somos nuevas aquí, en este colegio, y queríamos saber si es que usted nos podría dar nuestros casilleros- dije muy cortés y tratando de ser educada con el hombre. La verdad yo no era de esas chicas que eran groseras con la primera persona que conocían y me habían enseñado a tratar con bastante educación a los mayores. Lo contrario de mi hermana, ella era una loca.

-Claro, ¿apellidos?- preguntó el hombre escribiendo en la computadora.

-Richard- respondió mi hermana mirando su aparato electrónico.

-¿Las dos?- preguntó el hombre alzando su mirada hacia ambas

-Sí- respondí dandole un codazo a mi hermana, quien guardo su celular y fingió estar viendo la oficina del director.

-Ah, ustedes son las hijas de el Sr. Richard- dijo con una sonrisa

-Sí, ¿Usted lo conoce?

-Claro que sí, por supuesto, es un gran hombre y alguien muy profesional en el ambito empresarial.

-Muchas gracias- respondí.- Es agradable saber que alguien lo aprecia tanto.

-Por nada. Ahora síganme señoritas- dijo mientras se levantaba de su sillón y sacaba unas llaves del cajón del escritorio.

Salímos de la oficina y nos dirigímos hacia donde estaban ubicados los casilleros.

-Éste es el suyo- me dijo señalando un lindo casillero azul.

-Gracias.- el hombre me entregó las llaves de mi casillero

-Claro, ahora veamos el suyo- se dirigió a mi hermana quien lo miró aterrada y luego se dirigió a mi.

-Espereme un segundo. Ahora voy.- mi hermana me tomó de las manos y vió como el director se alejaba.- ¡No puedo ir sola!

-Vamos Kathy, no es para tanto. Solo le dices gracias y vuelves aquí, te estaré esperando.

-Okay. Gracias hermanita.- En tanto observé a mi hermana alejarse, abrí la puerta de mi casillero. Dentro ya estaba todo lo necesario, mis libros, mis cuadernos, mis lápices, hasta había un pequeño cepillo de cabello y otro de dientes ¿Para qué me serviría eso?.

-¡Ah! - dió un gritito mi hermana detrás de mi.

-¡AY!, ¡KATHY TEN MÁS CUIDADO, CASI ME DA UN PARO CARDÍACO!- respondí gritando yo también.

Amor en London CityDonde viven las historias. Descúbrelo ahora