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La habitación se llenó de lujuria y maldad pura

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La habitación se llenó de lujuria y maldad pura. La chimenea iba ardiendo constantemente, siendo acompañante del anhelante aroma a sexo y sangre que iba impregnándose entre la madera del escritorio y las duras paredes que amortiguaban los gemidos provocados por los labios opacos de la noble. Mientras la tela era rasgada y el vaivén continuo de los movimientos ajenos cubrían el mesón, el silencio sepulcral del exterior iba intensificándose a cada segundo.

Una lucha de dominancia se impregnó entre los amantes, quienes, lujuriosos y triunfantes, liberaban sus deseos en un lugar apartado del castillo, en el rincón menos visitado y olvidado. El gruñido profundo del alfa resonó en la habitación, sus caderas se movieron hacia adelante un par de veces y sus manos apretujaron los pechos de la mujer bajo su cuerpo. La sangre descendió por la comisura de sus labios, al mismo tiempo que una sonrisa de placer aparecía en su rostro. Su miembro ingresó reiteradas veces, hasta que el cansancio y el orgasmo lograron culminar con el acto indecoroso que llevaban a cabo.

Solo unos segundos después, cuando ambos se habían liberado de la nube de placer, pudieron asimilar las consecuencias de sus actos y su triunfo por sobre un problema minúsculo que se había convertido en una molestia para ellos. El aroma de tabaco inundó la habitación, segundos después de arreglarse la ropa. La mujer notó el sudor que descendía por su rostro, por lo que trató de abanicarse a sí misma, totalmente exaltada por los acontecimientos pasados.

Choi, uno de los líderes del escuadrón de alfas, tomó asiento en el sillón principal y dejó que el tabaco ingresara a sus pulmones, sonriendo de manera descarada y satisfecha a la mujer que había tomado su miembro perfectamente, momentos atrás.

—Kim debe estar sufriendo en estos momentos —comentó, mientras desviaba su mirada hacia la chimenea—. Una marca es capaz de percibir todo.

―Nuestra marca está debilitada, no podrá sentir que su omega le es infiel con uno de sus subordinados —la mujer se arregló el cabello y caminó de un lado a otro por la habitación—. No tendrá tiempo de pensar en mí o el dolor de su lobo, cuando toda su atención se la lleva Taehyung.

Aun así, el dolor sería totalmente intolerable para el alfa. Su marca, a pesar de encontrarse casi desgastada por la falta de renovación, le indicaría que algo malo estaba pasando con su pareja. Su cuerpo se doblaría del más puro dolor, debido al engaño, pero no sabría el significado de ello, si su esposa cerraba la línea de conexión que tenían, como lo había hecho hacía media hora. El hombre solo sentiría el dolor de la traición, mas no sabría a qué se debía.

—A veces llego a temerte, en verdad —volvió a decir—. Siempre consigues lo que deseas, aun si vas por encima de tu propio hijo.

Hee Soo sonrió para sí misma, mientras se veía al espejo. Su rostro comenzaba a ganar algunas arrugas, pero ninguna era suficiente para opacar su belleza y la astucia de sus pensamientos. Tras ella, su amante la observaba con cierto temor, pues había conocido la versión más vil de la mujer, al romperle el corazón a su propio hijo, debido a sus sueños.

Crown ; hopev.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora